Un intelectual, un teólogo, tal como se muestra en el Opus Evangeliorum, parece haber dejado indiferentes a los infieles musulmanes. Por lo menos, las diversas leyendas antonianas resumen a breves líneas la experiencia misionera de San Antonio de Lisboa.
Leemos en la primera, la Assidua: Obtenido el permiso, partió inmediatamente hacia tierra de sarracenos. Pero el Altísimo, que conoce los corazones de los hombres, se opuso a sus proyectos, e hiriéndolo con grave enfermedad, lo mortificó durante todo el invierno. Después de verificar que nada podía cumplir de cuanto se había propuesto, se vio obligado a regresar al suelo patrio para el menos recuperar la salud corporal. Sin embargo, cuando el navío se disponía a aportar en Hispania, el ímpetu de los vientos lo arrastró hacia las partes de Sicilia que la tradición más seguida ha fijado en Taormina.
La misión ad gentes de San Antonio se resume a cerca de medio año: tal vez de septiembre a diciembre de 1220, aún con algo de salud; de diciembre a marzo (todo el invierno) de 1220 a 1221, siempre enfermo. En el comienzo de la primavera, instruido por los acontecimientos, se da cuenta de que la voluntad de Dios a su respecto es diferente y decide regresar a la patria. Por secretos designios divinos, el navío que lo transportaba resulta desviado hacia las costas de Italia.
Capítulo de las Esteras
En Sicilia, por la boca de los frailes de Messina sabe que va a reunirse en Asís un nuevo Capítulo General, el célebre Capítulo de las Esteras, al cual acuden, en Pentecostés del año 1221, unos tres mil frailes. Antonio que había recuperado las fuerzas, hace cuestión de acompañar a los hermanos de Messina, uniéndose a los demás en torno de la capilla de la Porciúncula. Habrán tardado un mes en recorrer los cerca de setecientos quilómetros que separan Messina de Asís, en barco y a pie. La espiritualidad franciscana de simplicidad y alegría le surgió con toda pujanza en aquella magna reunión, presidida por el fundador de la Orden.
Su noviciado que no había tenido en la hora oportuna, lo está iniciando ahora. Lo continuará en el eremitorio de Monte Paulo, a donde lo llevó el provincial de la Romaña (región italiana del norte), fray Graciano, al terminar el capítulo. Terminaría en septiembre de 1222, cuando sucedió su revelación como predicador emérito, con ocasión de unas ordenaciones sacerdotales en Forli.
(Extraido de la Coletanea de Estudos Antonianos,
Fr. Henrique Pinto Rema, OFM. Centro
de Estudos e Investigação de Sto. Antonio