Recemos juntos para que el lenguaje del corazón y del diálogo prevalezca siempre sobre el lenguaje de las armas.
Todos queremos la paz. Y, más que nadie, la quieren aquellos que sufren por la ausencia de paz.
Podemos hablar con palabras espléndidas, pero si en nuestro corazón no hay paz, no la habrá en el mundo.
Con cero violencia y 100 por ciento de ternura , construyamos la paz evangélica que no excluye a nadie.
Recemos juntos para que el lenguaje del corazón y del diálogo prevalezca siempre sobre el lenguaje de las armas.
El Papa Francisco