Un grupo de miembros de la familia de EL PAN DE LOS POBRES nos hemos acercado, por primera vez como tales, hasta Padua, lugar donde reposan los restos de nuestro patrono y gran santo, San Antonio de Padua.
Algunos de los peregrinos ya habían acudido con anterioridad a Padua, e incluso una de ellas había trabajado en esta ciudad y tenía amistades, que fueron a saludarla y acompañarla.
Un encuentro emotivo
En el grupo de peregrinos nos encontrábamos personas que el año pasado acudimos a Fátima y Lisboa, con lo que de alguna manera cerrábamos la peregrinación a lugares antonianos. En Padua hemos encontrado un lugar donde se respira el espíritu de San Antonio: oración y servicio a Dios y a la Iglesia. El continuo paso de peregrinos y habitantes de Padua por la tumba de San Antonio, la visita a la Capilla del Tesoro, donde está las principales reliquias del santo: la lengua y la barbilla, junto a su hábito de fraile menor y tantos otros recuerdos, llenaron también nuestro espíritu peregrino, disponiéndolo a trabajar más y más por hacer apostolado y transmitir a nuestros familiares, amigos y lectores el espíritu evangelizador del santo patrono.
A más y más
Todo católico conoce que Italia es un lugar, lleno de iglesias y rincones históricos, donde uno puede rezar ante las reliquias más veneradas y visitar lugares donde ha hecho historia la Iglesia a lo largo de los siglos.
En Padua pudimos venerar, en la Abadía benedictina de Santa Giustina, el cuerpo del evangelista San Lucas, al tiempo que se acompaña a los monjes en los rezos de las horas.
La visita al Monasterio de Noce, en Camposampiero, donde San Antonio vivió en una cabaña en la copa de un nogal, desde donde enseñaba y predicaba a los que allí se acercaban. El rezo del rosario en la pequeña capilla fue un acto que marca al peregrino, así como el regreso, al autobús, por el paseo en el que se han reflejado, en bellísimas esculturas, momentos de la vida del santo.
Información
Venecia, San Zacarías y Pío VII
El paseo marítimo por el Gran canal, con sus palacios y edificios de las épocas de esplendor de la “Serenísima”, la Plaza de San Marcos, quedan de alguna manera empequeñecidos cuando se visita la Iglesia de San Zaccaria y se veneran los cuerpos de San Zacarías, ¡padre de San Juan Bautista! y San Atanasio, defensor de la Fe contra la herejía arriana. La visita a la Capilla del Cónclave, en la Abadía de San Giorgio Maggiore, donde se reunieron los 50 cardenales, que pudieron huir de Roma, presos de Napoleón I, para reunirse en Cónclave y elegir al Papa Pío VII, en un período de persecución a la Iglesia, que llevaba dos años sin poder designar al sucesor de San Pedro.
Para completar el día asistimos a la Santa Misa en la Iglesia de Sta. María de Salute, en la que concelebró el Rvdo. D. Fernando Gonzalo (Heraldo del Evangelio), que junto con su hermano D. Javier nos sirvieron de guías durante las visitas vespertinas y nos recordaron que Venecia – la “Serenísima” – fue uno de los estados que más animó a San Pío V en la organización de la Liga Santa y formar, junto a la Santa Sede, España y Malta, la Armada que venció a los turcos en la Batalla de Lepanto.
Verona
La visita a Verona, el jueves 31, fue un complementó magnífico a la Peregrinación, con la visita a su centro histórico, la Arena romana y sus muchas y magníficas iglesias, donde no faltaba la imagen de San Antonio de Padua. Vimos también, para no perder el contacto con la leyenda la casa de Julieta. Después de asistir a la Santa Misa en la Iglesia de San Luca, regresamos a Padua.
Giotto y la familia Scrovegni
La obligada visita a la Capilla Scrovegni, en Padua, donde Giotto representó en sus muros la historia de la Redención del hombre y la vida de Jesús y de la Santísima Virgen María. La guía, comprendiendo el interés religioso de los peregrinos, nos explicó que la capilla había sido mandada construir por Enrico Scrovegni para rogar a Dios por el alma de su padre, que se había dedicado a la usura. Asimismo nos recordó que San Antonio de Padua había predicado y luchado con energía contra esta mala práctica para enriquecerse abusando de los necesitados.
Magnífico colofón
Quisimos despedirnos de San Antonio asistiendo a la Santa Misa en la Basílica del Santo, y tuvimos la gracia de coincidir con la Peregrinación de la Diócesis italiana de Treviso, al frente de la cual iba su Obispo, que acudía a postrase ante el Santo en este mes de Junio. Después de la Misa, el Sr. Obispo y los sacerdotes concelebrantes pasaron a venerar el cuerpo de San Antonio.
Destacar el ánimo de todos los peregrinos y su afán por difundir más y más la devoción a San Antonio de Padua y la obra y revista de EL PAN DE LOS POBRES.