El 25 de abril, a las 19.30 horas, el colaborador de la revista El Pan de los Pobres e historiador y prior del Valle de los Caídos disertó sobre ello en el Aula de Cultura de ABC con la conferencia «Hispania-Spania: el nacimiento de España»
Para una buena parte de los hispanistas el origen de España se remonta a los Reyes Católicos; aquellos del «tanto monta» y del «monta tanto». Esta es la teoría más popular y la más extendida entre la opinión pública. Sin embargo, no es la que enarbola el medievalista, doctor en Historia por la UCM y prior del Valle de los Caídos, Santiago Cantera. Él, como otros tantos expertos galos y algunos precursores de este país, es partidario de que el concepto nació mucho antes. Más concretamente, allá por el siglo VI, cuando la Península se regía en buena parte desde el reino visigodo de Toledo y la conversión al catolicismo del rey Recaredo permitió que (poco a poco) los nuevos habitantes de la región se fusionaran con los hispanorromanos. «San Isidoro ya reflejó esa idea del matrimonio del pueblo godo con el pasado romano», afirma a ABC el también autor de «Hispania-Spania» (Actas, 2014).
Esta visión (igual de llamativa que de documentada) sobre la forja de nuestro país es la que explicará Cantera este jueves, a las 19.30 horas, en la conferencia «Hispania-Spania: el nacimiento de España» (organizada por el Aula de Cultura de ABC y que tendrá lugar en el Aula Magna de la Universidad CEU San Pablo de Madrid). Según detalla el experto, aunque en tiempos recientes se ha considerado que de España no se podía hablar «hasta la llegada del siglo XIII o incluso hasta 1812, con la Guerra de la Independencia», la realidad es que su concepto (no solo geográfico, sino también político) data de mucho antes y pervivió durante la misma Reconquista. «Un ejemplo es que los Reyes Católicos se tuvieron a sí mismos como restauradores de la monarquía visigótica y de la unidad existente bajo el reino de Toledo», añade.
Cantera construye el alumbramiento de España en el siglo VI sobre tres pilares fundamentales. El primero es el asentamiento de los visigodos en la Península tras derrotar (entre otros) a los suevos o a los vascones y aprovechar la decadencia del Imperio Bizantino. En segundo término, es partidario de que «el reino de Toledo logró unir bajo una misma corona todo ese territorio». El último elemento que ayudó a vertebrar la sociedad fue, en su opinión, la religión. «El espíritu de unidad lo dio el cristianismo católico, asumido en el año 589 por Recaredo durante el III Concilio de Toledo», explica el doctor en Historia. Hasta entonces, el monarca había sido seguidor del arrianismo, lo que impedía, en cierta forma, la fusión con la vieja Hispania prerromana. Sin embargo, ese gesto favoreció que nuestro país se convirtiera, a la postre, en «una de las naciones más antiguas».