Cuando el paladar saborea los dulces artesanales elaborados por sor Liliana y sor Beatriz, como unos buñuelos o unos mostachones, quien lo degusta piensa que toca el cielo, que ha llegado al edén, entre las paredes del convento de clausura de las Hermanas Concepcionistas Franciscanas de Segovia.
Estas dos monjas dedicadas a la contemplación, que hoy han presentado su libro "Delicias celestiales" (Chronica Editorial) apostaron por rescatar las antiguas recetas conventuales y entrar en la mercadotecnia, para ayudar al sustento de la comunidad.
Y en este empeño andan, compartiendo la espiritualidad, la humildad y la timidez, con la sabiduría de buenas reposteras y el suficiente desparpajo como para enfrentarse a los focos y la cámara para grabar episodios de "Bocaditos de cielo", de Canal Cocina.
Tampoco ocultan su sacrificada vida de monjas de clausura, continuadoras de su fundadora Beatriz de Silva, en el que fuera palacio renacentista del Conde de los Villares, a donde llegaron hace unos 120 años, tras comprarlo por 25.000 pesetas de las de entonces.
En 224 páginas, "Delicias celestiales" contiene más de doscientas recetas que resume la tradición repostera del convento, organizado en varios capítulos dedicados a los dulces tradicionales, los bizcochos, hojaldres y tartas o las cremas y natillas.
No faltan los consejos para elaborar en casa desde mousses a espumas y soufflés, los postres de frutas o los dulces de Semana Santa y navideños, algunos de los cuales ya dieron a conocer en su programa televisivo.
Acompañadas de ilustrativas fotografías, muchas de las recetas aportan también algunos trucos y consejos que le serán muy útiles para su elaboración.
Mientras elaboran el llamado "brazo de reina", una masa muy sencilla que luego se rellena con nata o crema, uno de los productos más demandados, sor Liliana habla de la variedad de su oferta, hasta turrones, para las próximas fiestas.
Sor Beatriz, nacida en Bustillo del Páramo (Burgos), hace 81 años, recuerda que hay recetas centenarias, como la de alguna tarta, que aún elaboran, y las de bollos en aceite, que esta veterana religiosa, que llegó al convento hace 48 años, enseñó a preparar a sor Liliana, una religiosa joven, de 25 años, de Colombia.
Sor Liliana, que a los 15 años ya le llamó la vocación religiosa, aporta la energía y la juventud, en una extraordinaria pareja con sor Beatriz, con su carga de experiencia y sosiego, quien en tono jocoso comenta que "ella, enseguida me coge todo", en relación a la transmisión de sabiduría.
Estas monjas, que llevan en Segovia desde 1601, regalaban tradicionalmente dulces a quienes les daban limosna, pero ahora hay menos caridad, no existen bienhechores, y se han lanzado al mercado, como reconocen, para mantener el convento y sobrevivir, en una época de escasas vocaciones.
Nerviosas ante los focos, pese a la experiencia en la serie, la ayuda de Dios les hace sentir fuertes para permanecer a la altura de los grandes cocineros mediáticos, mientras sor Liliana insiste en que la clave de todo es "la ayuda del Cielo".
Además de su trabajo en el obrador tienen que realizar las tareas de mantenimiento diario de las dependencias conventuales, incluido el jardín y una pequeña huerta, "pero lo hacemos todo con mucho amor y mucho cariño", subraya la más joven.
Y un consejo a los jóvenes, aunque les tengan que atraer con dulces, que miren hacia adentro, oigan la voz de Dios, recomienda sor Liliana, "porque hay mucho ruido fuera", sostiene, "él sigue llamando y no le hacemos caso, acogerse al él, a la santísima Virgen, para ver qué camino tomar". Por la experiencia, la más mayor reconoce que no son muchos jóvenes los que se acercan, "nadie pica", aclara apesadumbrada.