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Galilea de los gentiles

“Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,

camino del mar, allende el Jordán,

Galilea de los gentiles

el pueblo sentado en tinieblas

vio una gran luz,

y a los sentados en la región de sombras mortales

amanecióles una luz.”

 Isaías.8,23-9,1

Las grandes construcciones, no pueden, sin embargo, ocultar, los preciosos recuerdos que aún guarda la ciudad y sus alrededores. Bajo el sustrato de sus moles de hormigón, se pueden apreciar los restos de las culturas que la enseñorearon.

Mosaicos romanos, sinagogas, mezquitas e iglesias. Templos religiosos que nos recuerdan el paso y la predicación de Jesús. Restos arqueológicos que atestiguan convivencias y competencias entre las tres religiones del Libro: Cristianos, judíos e islamitas.

Política y Religión

La mezcla de poder político y religión no resulta favorable para los ciudadanos que habitan en este país. Al fin, la religión es un modo de vida basado en el convencimiento espiritual de unas verdades que ayudan a las personas a ser mejores y a actuar con justicia y amor frente a quienes les rodean. La política, consiste en el arte de gestionar los bienes públicos de una determinada manera apoyada por una mayoría, que, generalmente, puede tener creencias similares o diferentes. El respeto a las creencias de los demás es un signo de tolerancia.

No es posible obviar que las persecuciones romanas a los cristianos se basaron en que, éstos, se negaban a practicar la religión del Imperio, obligatoria para todos los ciudadanos que vivían en las tierras dominadas por Roma. Los Cristianos, en uso de su derecho, se negaban a practicar la creencia oficial y eso desencadenó las terribles persecuciones.“Dad a Dios lo que es de Dios y al César, lo que es del César”.

Los pobres de espíritu

De los lugares que más sorpresa han causado en mi vida, el pequeño monte, cercano al lago, desde el que Jesús se dirigió a sus discípulos, ocupa un lugar preferente. Hoy en día, el pequeño promontorio, situado cerca de Cafarnaúm, no resulta sobrecogedor, ni espectacular, ni arrogante, es un simple montículo, una pequeña ondulación del terreno y sin embargo, su cercanía impone y trae recuerdos, tal vez sólo soñados. Las sublimes palabras pronunciadas  por Jesús, parecen permanecer flotando en el ambiente. Basadas en la sencillez de recuperar lo mejor de la naturaleza humana, uno parece sentirlas acunadas por la brisa que llega del brumoso lago. Expresiones, tan hondas como sencillas, sirven de guía a quien busca el Bien, el Amor y la Paz.

Porque, en mi opinión, los “pobres de espíritu” no son los tristes ni los apocados sino los humildes. Los “mansos”, quienes aceptando los problemas de la vida intentan ver el lado bueno de las cosas y luchan por mejorarlas. Los “misericordiosos”, quienes ven al hermano en su vecino, incluso, en el compañero que les traiciona e intentan ayudar a construir un mundo mejor. Y los “limpios de corazón”, quienes huyen de la envidia y la venganza. Por ello, el sermón, esconde un sublime mensaje tras la sencillez coloquial con la que utiliza las expresiones corrientes entre las gentes del pueblo.

Otros recuerdos

Regresemos al Tiberiades, padre del río Jordán, quien, joven todavía, cruzará las ruinas de la famosa urbe romana de BeitShean, para acabar absorbido por el mar Muerto. Antes de alcanzar las ruinas de la gran urbe romana, el Jordán, atravesará, Yardenit, el paraje en el que la liturgia bautismal nos retrotrae a los inicios del cristianismo. En el lugar, peregrinos cristianos vestidos con blancos hábitos, intentan reiterar el rito iniciático por el que los hombres y las mujeres rememoran el tiempo de su Bautismo. No es baladí recordar el motivo que llevó a Jesús a retirarse a Galilea: el apresamiento de Juan, el Bautista.

Quizás donde resulte más sencillo  tornar a los tiempos de Jesús, sea en la antigua Safed. Pequeña urbe, construida y reconstruida con pasión durante siglos. Entre los muros de sus estrechas calles, todavía esconde sus sinagogas, llenas de recuerdos e historias que se remontan a tiempos indeterminados. Se ha hecho tarde, el tiempo se escapa por entre los dedos. Hay que regresar al lago.

Resulta indudable y se nota con la primera brisa salvaje que nos recibe al acercarnos al embarcadero. Impetuoso y rebelde, el lago quiere demostrarnos que aún está vivo. En su entorno se respira un ambiente diferente, aumentado por la niebla que cabalgaba sobre las olas, provocadas por el viento, de un mar que aísla y nos devuelve a la ensoñación de tiempos pretéritos.