Es fácil reconocer una imagen de San Antonio apenas la vemos: un fraile joven, con hábito franciscano, con un Niño Jesús en los brazos, un libro, un pan y un lirio. Algunas tienen todos los símbolos, otras algunos. Las más antiguas, con el fuego en la mano. Pero, ¿Qué significan estas cosas? ¿Por qué es San Antonio siempre presentado así? Trataremos de echar un poco de luz sobre la iconografía antoniana.
Una de las imágenes más antiguas (sino la más) que se conserva del Santo es un fresco que se encuentra en la parte posterior del presbiterio de la basílica antoniana de Padua. Muchos de los peregrinos no lo ven; en efecto, si no se conoce de su existencia o un guía experimentado lo muestra, pasa inadvertido. Nos presenta un fraile joven y robusto: joven era, sin duda. Sabemos que murió a la edad de treinta y seis años, aproximadamente. Robusto, también: muy alto para su tiempo, medía un metro y setenta centímetros, aquejado, sobre todo en sus últimos tiempos de hidropesía o retención de líquidos. Aunque si los estudios científicos realizados a los restos del Santo nos dan unos rasgos muy distintos, esta imagen, sin embargo, viene conocida desde el siglo XIV como "vera efigie" de San Antonio.
Ésta, como todas las del Santo, nos lo muestra con el hábito franciscano que en su tiempo era gris, o ceniciento, como lo llamaban. El gris era el color de la penitencia. De hecho, los primeros franciscanos eran llamados "frailes grises" o "penitentes" de la ciudad de Asís. Después, con el tiempo, el color y la forma del hábito ha sufrido transformaciones hasta nuestros días, pero permanece inalterable la cuerda con los tres nudos que recuerdan la pertenencia a la Orden de los Menores o de san Francisco.
El Libro
En esta antiquísima imagen (considerada del 1326, obra de un pintor anónimo de la escuela giotesca) San Antonio viene presentado con un libro, en la mano izquierda y bendiciendo con la derecha.
¿Por qué el libro? Es sin duda el libro del Evangelio. San Antonio hizo del Evangelio su norma de vida, literalmente hablando. No sólo lo estudió, explicó y predicó, sino que quiso, libremente, formar parte de la familia religiosa de los Menores, cuya regla es, precisamente, el Evangelio. La regla comienza con estas palabras: "La regla y vida de los hermanos menores es ésta: observar el santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo..." El libro nos habla también de sabiduría, de aplicación al estudio. San Antonio es Doctor de la Iglesia, título que el Papa concede a aquellos santos que, con su doctrina y sus escritos, han contribuido en forma significativa a la comprensión de la fe y una mayor profundización de la vida espiritual.
El 30 de Mayo de 1232, cuando el Papa Gregorio IX lo canonizó en la ciudad de Espoleto, después del himno del Te Deum, entonó la antífona de los doctores de la Iglesia: "Oh Doctor óptimo, luz de la Iglesia, bienaventurado Antonio, amante de la Ley divina: intercede por nosotros ante el Hijo de Dios". Sin embargo, no quedó escrito en la bula de canonización y no fue sino hasta el 1946, en que el venerable Papa Pío XII lo inscribió entre los doctores de la Iglesia, con el título de "Doctor Evangélico".