San Ireneo (+ ca. 203)
Es, sin duda, el más insigne polemista contra los gnósticos y uno de los más ilustres teólogos del siglo II. Eusebio cita su obra Demostración de la predicación apostólica, que en 1907 fue publicada en traducción armenia. Pero la que más renombre ha dado a San Ireneo es la Falsa gnosis demostrada, conocida con el título de Adversus haereses, “Contra las herejías”. Es una obra fundamental para conocer el gnosticismo del tiempo. En ella se dirige el autor contra los principales sistemas, que expone y refuta ampliamente. Ataca de un modo particular a Marción.
San Hipólito y Tertuliano
Se conservan algunos escritos antignósticos. Son célebres los de Tertuliano contra Valentín y Marción. Su estilo es siempre acerado y fogoso, como en las apologías. Ridiculiza las extravagancias de las concepciones gnósticas. También contra los gnósticos va dirigida la obra De praescriptione, en que trata de probar que, según ese principio, los gnósticos no tienen derecho a usar de la Sagrada Escritura, que ya ha prescrito para la Iglesia de Roma.
San Hipólito (+ 235) es conocido por su lucha apasionada contra el Papa Calixto y por su extraordinaria erudición, que le mereció el apelativo de Orígenes Romano. Son célebres en particular sus obras: Philosophoumena o refutación de todas la herejías, en que recorre treinta y tres sistemas de gnósticos. Además, escribió contra todas las herejías, que es complemento de la anterior.
Nuevas escuelas cristianas en oriente
A fines del siglo II, particularmente en Oriente, se sintió la necesidad de dar de una manera sistemática la instrucción cristiana. Así ese explica que surgieran diversas escuelas.
Escuela de Alejandría
La primera de que tenemos noticias es la de Alejandría. En la primera mitad del siglo III adquirió gran prestigio. En un principio, debió tener una forma popular y rudimentaria; pero a fines de siglo II tomó un carácter más profundo. Sabemos que en este tiempo estaba al frente Panteno, filósofo estoico converso. La característica de esta escuela fue siempre cierto idealismo, al que daba pie el platonismo dominante. Su expresión más tangible fue la interpretación alegórica de la Sagrada Escritura y la tendencia a allanar el camino entre la filosofía helénica y la cristiana.
Clemente de Alejandría (+ ca. 215)
Después de Panteno, hacia el año 200, tomó su dirección Clemente de Alejandría, hombre de vasta erudición, que por los escritos que dejó puede ser considerado como uno de los iniciadores del estudio científico de la Teología. Uno de los rasgos que lo caracterizan es su esfuerzo, a veces excesivo, por armonizar el Cristianismo y la filosofía clásica. Son célebres sus obras: Exhortación a los gentiles; el Pedagogo y Tapices. Esta última se supone preparación para un trabajo titulado Maestro.
Orígenes (+ 253-254)
Orígenes fue quien elevó a mayor esplendor la escuela de Alejandría. Nacido hacia el año 185, ya en el año 203 fue puesto al frente de la escuela. Dotado de un talento prodigioso, distinguióse en ella de un modo extraordinario. Desterrado a Cesárea, organizó allí otro centro de estudios, al que con su prestigio atrajo hombres de gran valer. Fue prodigiosa su fecundidad literaria; pero es aún más notable la profundidad de su talento y su potencia de trabajo. Por eso lo llamó Eusebio hombre de diamante.
De sus obras, que en su mayoría se referían a la Sagrada Escritura, se ha conservado poco. He aquí las principales: la Héxapla, la más célebre, reproducía a seis columnas el texto crítico de la Biblia. En algunos casos se convertía en héptaplao o Oktapla. Recientemente se han descubierto algunos fragmentos. Los Escolios y Comentarios de casi toda la Sagrada Escritura; otras obras sueltas, sobre todo la Apología contra Celso y Sobre los principios, que era como una síntesis dogmática.
Compendio de Historia de la Iglesia Católica
Bernardino Llorca, S.J.