Un día al encontrarse en una de las procesiones de la Virgen de Spoleto, experimentó que la Virgen le miraba benignamente y decidió cambiar de vida ingresando en la orden pasionista, llevando una vida de penitencia y gran veneración a la Virgen.
Murió joven en 1862 y fue canonizado por el Papa Benedicto XV en 1920. Su identificativo personal siempre fue una imagen de la Virgen junto a un ramo de lirio, identificándola siempre con la pureza, un crucifijo como símbolo de la penitencia y con el hábito de la orden pasionista.