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Tendencias rigoristas

Tendencias rigoristas. El Salvador 1842, detalle. Antonio Maria

Continuamos la descripción de la lucha de la Iglesia contra los múltiples errores y herejías que fueron surgiendo.

      EL MONTANISMO - Una de las tendencias de los errores anticristianos de estos primeros tiempos fue un rigorismo exagerado. Hacia el año 172 se presentó Montano, a quien hacían eco las dos profetisas Maximila y Priscila, anunciando que se acercaba el fin del mundo, por lo cual debían prepararse con una vida perfecta y con rigurosa penitencia. Él se presentaba como el Espíritu enviado de Dios, con lo cual, muchos se dejaron engañar. El punto más característico de esta tendencia rigorista era que no podían esperar el perdón de los pecados, sobre todo los llamados capitales, homicidio, adulterio y apostasía. Además, no debían huir el martirio.

Tertuliano, con su carácter fogoso e intransigente, abrazó estas ideas con toda el alma, y con su elocuencia contribuyó a propagarlas. De hecho eliminó algún punto de la doctrina de Montano; pero sustancialmente mantuvo el principio de la imperdonabilidad  de los pecados. Se llamó el tertulianismo.

      MILENARISMO - Dentro de la misma tendencia rigorista apareció, a fines del siglo II, el llamado milenarismo, o jiliasmo. Consiste en la creencia de que Cristo, después de vencer a sus enemigos, instaurará en la tierra un reinado de mil años, presentándose Él y haciendo triunfar la justicia donde reinó la impiedad. Esta concepción, basada principalmente en el texto del Apocalipsis (20, 1) sobre la derrota de la bestia, fue defendido por algunos heretizantes y algunos otros escritores ortodoxos. Recientemente ha sido reprobado por la Iglesia aun el llamado milenarismo moderado.

      NOVACIANISMO - El rigorismo propiamente tal tuvo su nuevo campeón en Novaciano. Frente a la supuesta laxitud de Cornelio, contra quien se declaró antipapa, defendía la mayor pureza de la Iglesia y el antiguo rigorismo montanista, todavía más exagerado. En adelante se designará siempre el rigorismo exagerado como novacianismo.

La Iglesia luchó decididamente contra este error, si bien en algunas prácticas de la penitencia pública fue algo influenciada por las tendencias rigoristas.

Herejías Trinitarias

      ADOPCIANISMO O  
      DINAMISMO

A las herejías o tendencias heterodoxas ya indicadas se añadieron algunas otras que iban directamente contra la divinidad de Cristo y la Santísima Trinidad. A fines del siglo I aparece el llamado dinamismo, que otros recientemente designan como adopcianismo. Su autor fue Teodoto de Bizancio. Afirmaba que Cristo no es más que hombre; pero fue elevado por una virtud divina (dinamis). Esto equivalía a una adopción por parte de esta fuerza superior. Hacia el año 190, Teodoto fue excomulgado por el Papa Víctor I, pero él continuó haciendo prosélitos y organizó una Iglesia cristiana.

Pablo de Samosata, hacía el año 250, defendió una ideología semejante. Según él, Cristo es mero hombre, pero en él habita el Logos impersonal, la virtud de Dios, de un modo más especial que en los profetas. Cristo sufrió según su naturaleza; mas por virtud de esa fuerza obró milagros.

      MONARQUIANISMO,
      O SABELIANISMO

Los monarquianos propugnaban una unidad tal en la Trinidad que destruía la distinción de personas. Ellos la llamaban monarquía. Así, pues, la misma naturaleza divina, con una forma o modo, era el Padre; con otra, el Hijo, y con otra, el Espíritu Santo. Por esto fueron llamados asimismo modelistas. Sus principales defensores fueron Noeto, hacia el año 170, y Práxeas, algo más tarde. En el siglo III le dio un nuevo impulso Sabelio, quien habló de los distintos prósopa, o rostros de la Divinidad. En adelante fue designada esta herejía como sabelianismo, condenada varias veces por los Concilios e impugnada por Tertuliano, Hipólito y otros.

Compendio de Historia de la Iglesia Católica
Bernardino Llorca, S.J.