El norte de Italia y el sur de Francia constituyen ahora el palco de su nueva misión. Anuncia la Palabra de Dios a las gentes sencillas y a los herejes (más intelectualizados); predica en asambleas episcopales y a los frailes de los conventos; imparte lecciones de Teología aquí y allá y compila esas lecciones en el Opus Evangeliorum (Sermones Dominicales) y en una serie (incompleta) de Sermones Festivos.
El corto espacio de tiempo pasado en Marruecos por San Antonio, siguiendo los pasos de los protomártires franciscanos, dejó semillas. En la región, o sea, en el norte de África, concretamente en Túnez, se produce el martirio de Fray Electo, en 1225: en Ceuta, los
martirios de Fray Daniel, Fray Samuel, Fray Ángelo, Fray León, Fray Nicolás, Fray Hugolino y Fray Domno, en 1227; en Marruecos también, los martirios de Fray León de Lisboa, Fray Hugo, Fray Domingo, Fray Juan, y Fray Electo en 1232. La serie de los mártires continuó.
Como sangre de mártires es semilla de cristianos, su número fue creciendo, al punto de que la Iglesia de Roma creara la diócesis de Fez en 1226/1227, nombrando para su dirección al franciscano aragonés Fray Agnelo, que murió mártir allí en 1246.
Le sucedió otro franciscano, Fray Lobo Fernández Daín, ahora con el título de obispo de Marruecos, fallecido tal vez en Zaragoza en 1260. Otros obispos franciscanos, originarios de España, ocuparon la cátedra episcopal de Marruecos. La tradición de los franciscanos portugueses en Marruecos se retomó con la conquista de Ceuta en 1415, por el Infante don Enrique. La Santa Sede nombró al confesor de la reina Doña Felipa de Lancaster, mujer de don Juan I de Portugal, como obispo titular. La cura de almas en la diócesis de Ceuta quedó a cargo de los franciscanos, de los dominicos y del clero secular. La ciudad de Tánger cayó en el poder de los portugueses en 1471. Don Nuno Álvares de Aguiar fue su primer obispo.
Marruecos, Fez, Ceuta, Tánger son tierras del noreste africano bien conocidas de los portugueses y de los franciscanos menores, comenzando por San Antonio de Lisboa, que por allí anduvo en 1220 y 1221, en misión ad gentes, en la intención de convertir a los musulmanes, pero en realidad profundizando la fe de los portugueses y españoles cristianos, que por aquellas tierras trataban de ganarse la vida. Cierto es que la primera semilla dio sus frutos, como demuestra el hecho de la creación de una diócesis en el área muy poco después, justo en 1226/1227.
La fama del taumaturgo portugués inspiró el movimiento misionero franciscano del futuro. Provincias franciscanas europeas, teniéndolo como patrono, impusieron su nombre en muchas misiones ad gentes, que fueron implantando por aquí y allí en África, América y Asia. El primer misionero portugués, San Antonio de Lisboa, intercediendo desde el cielo por los terrenos, continua hoy todavía, igual que ayer, inspirando profundamente el apostolado entre los pueblos que no conocen a Jesucristo Salvador. _
(Extraido de la Coletanea de Estudos Antonianos,
Fr. Henrique Pinto Rema, OFM. Centro
de Estudos e Investigação de Sto. Antonio.
Págs. 444 y sig. Texto publicado en 1994.)