Fernando ha tomado su decisión y su vocación le lleva a ingresar en los Canónigos Regulares de San Agustín, que estaban instalados en el Monasterio de San Vicente de Fora, a las afueras de Lisboa, en una de las colinas que rodean la ciudad.
Monasterio de San Vicente de Fora
El monasterio de San Vicente de Fora, está dedicado a San Vicente de Zaragoza, proclamado Patrón de Lisboa en 1173, cuando sus reliquias se transfirieron del Algarve a una iglesia fuera de las murallas de la ciudad. En su interior podemos visitar una cisterna del siglo XVI, el Claustro, los azulejos del siglo XVII.
El actual monasterio fue diseñado por el arquitecto italiano Filippo Terzi y terminado en 1627, la iglesia presenta una fachada monumental, sobria y simétrica, con torres a cada lado y las estatuas de los santos Agustín, Sebastián y Vicente sobre la entrada. Dentro, sobresale el baldaquino barroco de Machado de Castro, por encima del altar, flanqueado por estatuas de madera de tamaño natural.
El antiguo monasterio agustiniano adyacente, con acceso por la nave, conserva su cisterna del siglo XVI y vestigios del antiguo claustro, pero es más visitado por sus azulejos del siglo XVII. Entre los paneles de la entrada, junto al primer claustro, están representadas escenas de ataques de Alfonso I de Portugal (Alfonso Enríquez) a Lisboa y Santarém. Alrededor de los claustros, los azulejos, con escenas rurales, rodeados por dibujos florales y querubines, ilustran las fábulas de La Fontaine. En este antiguo convento fue donde profesó como religioso Fernando.
En el monasterio está el Panteón de la familia Braganza donde se encuentran casi todos los sarcófagos de piedra de los monarcas, desde Juan IV de Portugal (1640 – 1656) hasta el último Rey de Portugal, Manuel el Desafortunado (1908 – 1910).
Canónigos Regulares de San Agustín
Su origen podemos encontrarlo en los Premostratenses, fundados por San Norberto de Xanten (n. 1082) en el Valle de Premontré (Norte de Francia). Al ser aprobados, en 1126, por el Papa, éste les dio el nombre de Canónigos regulares de San Agustín, según la forma de vida de la Iglesia de Premontré. Los Canónigos regulares de San Agustín agrupaban a monjes y sacerdotes, que, deseaban vivir la vida de comunidad, pero que trabajaban en iglesias urbanas como las colegiatas.
Oración y estudio
La iglesia del Monasterio de San Vicente guardaba el cuerpo de su Patrón y los fieles de Lisboa veneraban las relíquias de este glorioso mártir con gran fervor. En este lugar pudo ser donde Fernando comenzó a sentirse atraído por el martírio, cuyo deseo ardiente inflamó enseguida su alma.
En este monasterio Fernando se dedica, sin abandonar la vida de piedad, al estudio de la Teología y de las Sagradas Escrituras, al tiempo que realiza las labores que le encomienda la comunidad. La proximidad a su casa familiar da lugar a que le lleguen presiones, más o menos fuertes, para que abandone la vida religiosa y regrese a casa. Fernando, que recibía con amabilidad y agradecimiento lãs visitas de SUS familiares y amigos, sufría porque lãs mismas Le perturbaban la paz de su unión con Dios. Por todo ello, al cabo de dos años, toma la decisión de solicitar al Prior autorización para ser enviado al Monasterio de la Santa Cruz, en Coimbra, donde la Congregación portuguesa tenía la casa madre.
El Monasterio de la Santa Cruz era, en la época, El principal centro de cultura literária y científica de Portugal.
En el nuevo monasterio, “El joven religioso, Fernando, siguiendo su plan de vida, se aplicó a los estudios eclesiásticos; puso en ésto todo su ardor, sin perjudicar por ello el habitual recogimiento”.[1]
Iremos viendo como este esfuerzo de nuestro joven santo iba a fructíficar después en su vida de apostolado y catequesis.
Comité de Redacción
[1] San Antonio de Padua – P. Thomas de Saint-Laurent – Editado por EL PAN DE LOS POBRES