Rosendo se educó en el seno de una familia noble y pudiente, bajo la tutela de su tío don Albarico, Obispo de Mondoñedo (Lugo).

En su juventud, San Dositeo ejerció la profesión de soldado, y mientras realizaba un recorrido por Tierra Santa, fue impresionado por un cuadro que representaba los tormentos del Infierno.

Es ordenado sacerdote en Besancón por el ilustre Hilario de Arlés en tiempos tan difíciles para la Iglesia. No por cobardía, sino por necesidad interior.

Tras entrar de religioso se cambió el nombre y en adelante se llamará Gabriel de la Dolorosa. Gabriel significa: el que lleva mensajes de Dios.

Tres aspectos caracterizaron esta etapa de su vida: el espíritu de piedad y oración, su dedicación a hacer el bien a los niños pobres, los ancianos y enfermos y el tesón en dar una respuesta a lo que sintió el día de su primera Comunión.

Cesáreo se preparó en las escuelas de élite de Alejandría, Egipto; sus estudios favoritos fueron geometría, astronomía y especialmente medicina. En esta última ciencia destacó respecto a todo el resto de estudiantes.

Lo presentan los escritos narradores de su vida adornado con todas las virtudes que debe llevar consigo un obispo.