Al eco de las maravillas que obraban los dos nuevos apóstoles, concurrían los pueblos vecinos, acudiendo en tropas a oír a estos oráculos.

Patrono de los enamorados.

Se dio a conocer entre los suyos como un insigne propagador de la fe cristiana; lo hizo con alegría y con notable entusiasmo.

Dice el poeta Prudencio que al morir la santa, la gente vio una blanquísima paloma que volaba hacia el cielo, y que los verdugos salieron huyendo, llenos de pavor y de remordimiento por haber matado a una criatura inocente.

"Ella venía toda vestida de blanco, con un cinturón azul, un rosario entre sus dedos y una rosa dorada en cada pie".

Santa Escolástica apeló a Dios con una ferviente oración para que interviniera en su ayuda, y acto seguido, estalló una fuerte tormenta que impidió que su hermano regresara al monasterio.

A Dios, nuestro Señor, le consideraba como un amigo y maestro, como fuente de vitalidad y fin de toda acción. «Todo por amor de Dios» eran las palabras que fluían con mayor frecuencia de sus labios.