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Una monja sobrevive al terremoto de Ecuador tras arriesgar su vida para salvar al Santísimo

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Seis de las hermanas no lograron sobrevivir al seísmo… 18:58 horas en la localidad ecuatoriana de Playaprieta. Once religiosas de la congregación Siervas del Hogar de la Madre se encuentran en el convento situado en uno de los edificios del Colegio Sagrada Familia que dirigen, descansando después de varios días de intensa labor con los afectados por las inundaciones de días precedentes y sin sospechar que en unos segundos se desataría un auténtico infierno en la región. De repente, la tierra empieza a temblar y las religiosas son testigos de cómo el edificio que las alberga se desmorona.

Un terremoto de  7,8 grados ha sacudido Ecuador y Playaprieta ha sido una de las zonas más afectadas por el seísmo. A nueve mil kilómetros, en España, las religiosas de la congregación Siervas del Hogar de la Madre reciben la noticia del terremoto y temen por la vida de sus hermanas en Ecuador. Son las 3 de la madrugada en España del domingo 17 de abril cuando se conocen las primeras noticias: todas las hermanas de Playaprieta se encuentran bajo los escombros y se desconoce si aún permanecen con vida. Mientras, en Playaprieta, continúan las labores de rescate para recobrar los cuerpos de las hermanas. Los encargados del rescate escuchan voces bajo los escombros y no pierden la esperanza de hallar supervivientes. Por fin llegan las primeras buenas noticias y la hermana Therésè, de 36 años y origen irlandés, es rescatada con vida con un tobillo fracturado y diversas contusiones. Mientras se producía su rescate, se escuchaba la voz de la hermana Estela, española y superiora de la comunidad, a quien también logran rescatar de entre los escombros.

Al encontrarse a salvo, la superiora cuenta a sus rescatadores cómo al sentir el temblor corrió al sagrario de la capilla del convento para salvar el Santísimo y, a los pocos segundos, el mundo se desmoronó bajo sus pies. A pesar de haber rescatado a dos hermanas, aún nueve permanecen bajo los restos del edificio. Los que acudieron hasta el convento para ayudar a las hermanas pueden oír a las hermanas Merly, Guadalupe y Mercedes, que se encuentran completamente sepultadas pero que rezan en voz alta intentando encontrar fuerza para resistir mientras esperan la liberación, ya que empieza a faltarles el oxígeno. Finalmente, alguien levanta los escombros que las retenían y pueden ser atendidas por el personal sanitario. Faltan seis hermanas que continúan desaparecidas. Cada vez más voluntarios se acercan al convento de Playaprieta para ayudar en las labores de rescate, pero la noche avanza y la oscuridad dificulta la búsqueda de las seis hermanas que aún permanecen en el infierno que antes era su hogar. Durante la noche, las hermanas rescatadas son atendidas en el Obispado donde han sido acogidas después de conocer el derrumbamiento del hospital más cercano. Tras unas horas y gracias a la habilitación de unas furgonetas como ambulancias improvisadas, son trasladadas a la localidad de Guayaquil e ingresan en un hospital donde les dan el alta a las pocas horas. En Playaprieta, gracias a la ayuda del Ejército y de la obtención de maquinaria adecuada, avanzan las labores de rescate. Son las 2 de la tarde, han pasado 18 horas y aún no se sabe nada de las seis hermanas que continúan atrapadas. No se escuchan voces, no se han encontrado cuerpos bajo los escombros que ya se han retirado y una réplica del terremoto ha derribado la parte que aún permanecía en pie del edificio. A las 8 de la tarde (hora española) llega el momento temido por todos: se ha encontrado el cuerpo sin vida de Jazmina, una de las jóvenes postulantes que vivía con las hermanas esperando su ingreso en la congregación. Horas después, las religiosas de la congregación en España recibían la noticia de que el equipo de rescate ha localizado los cuerpos sin vida de la hermana Claire y otras cuatro postulantes: Mayra, María Augusta, Valeria y Catalina.

Esta historia ha sido relatada por las propias hermanas de la congregación, que han enviado un comunicado para informar de los trágicos sucesos a raíz de la confusión de noticias producidas tras el seísmo. Piden oraciones para poder confortarse en el dolor y aceptar la pérdida de sus hermanas, que durante años habían entregado su vida a la educación de los más jóvenes y a ayudar a los necesitados. Durante los días previos al terremoto, se dejaron la piel en atender a los afectados por las inundaciones que sacudieron la región.