Usted está aquí

Una de las tradiciones de los fieles católicos, es acudir al templo el primer día del año para bendecir las doce velas

Esta piadosa costumbre no debe tomarse como un ritual más, sino como un acto de fe que recuerda algo muy importante: confiar en que Dios dará, si es su deseo y voluntad, salud, alimento, casa y trabajo.

La Divina Provicencia

Confiar en la Divina Providencia es poder decir: “Creo y espero en Dios”. Es tener conciencia de que Dios, como papá bueno y lleno de amor proporciona lo necesario en el momento preciso, sin necesidad de pedirlo y si Él sabe que no hará daño.

Las velas

Para los católicos las velas son signo de la luz de Jesús que viene a iluminar las tinieblas de muerte y de pecado. El Cirio Pascual es signo de Cristo resucitado, luz, vida y salvación. La vela es signo de fe, de alabanza, significa nuestro deseo de gastarnos, consumirnos, al servicio de Dios.

La vela que se enciende el primer día de cada mes significa una acción de gracias a Dios por todo lo que ha dado a los hogares.

Las tres monedas

Al llevar a bendecir las velas, el primer día del año también se acostumbra depositar  en la alcancía de la Divina Providencia tres monedas iguales, una por el Padre, otra por el Hijo y la tercera por el Espíritu Santo, lo que simboliza pedir para que no falte el dinero, la salud y la unión familiar. Algunas parroquias destinan lo recaudado para obras de caridad y a la Pastoral Social.

¡Cuidado con contaminar la devoción!

Se debe tener mucho cuidado de no contaminar esta hermosa devoción con señales de magia o brujería porque es pecado en contra de la Divina Providencia. Nada de usar velas de tal o cual color por suponer que es para el dinero, el amor, o para evitar las envidias. Tampoco se vale llevar a bendecir semillas mágicas, borreguitos, cruces de ocote,  monedas, espejitos o sábilas con moños rojos.

Oración en familia

Para darle un mayor realce al verdadero sentido a esta tradición,  se puede realizar una reunión familiar de oración el primer día del mes para encender la vela y dar gracias por todo lo recibido, así como pedir por el bienestar de todos o por la persona más necesitada de la familia.