Barry White, un profesor de inglés del colegio Ashley Park, tiene un saludo único y personalizado para cada uno de sus 40 alumnos. Asegura que cada apretón de manos es diferente, con movimientos inspirados en la personalidad del estudiante.
La creatividad de este profesor se viraliza en la redes sociales. Los gestos de humanidad como este tocan los corazones de miles de personas que esperan que se les trate así, y se alegran de que existan personas con esta alegría que contagia. ¡Qué bonito es saberse reconocido como alguien único y digno de ser acogido desde su singularidad y sus propias características!. Como un saludo puede cambiarte completamente el día, ¿no?. Estos niños entran felices a la clase y escuchan atentos a este increíble maestro. Un acto de amabilidad y empatía genera más respeto y confianza que un grito o una orden.
Esta debió ser sin duda la actitud de Jesús al acercarse a cada persona. Cuántas veces escuchamos en el Evangelio que el miró, y el que recibió esa mirada se sintió amado. Cuántas veces escuchamos también que dirigió palabras pensando en cada uno, en su profesión, en sus circunstancias; hablaba en parábolas para que los más sencillos lo entendieran y todo el tiempo usaba analogías y ejemplos de sembradores, barcas, obreros, pastores, un sin fin de explicaciones cercanas y personalizadas como el saludo de este profesor.
Qué suerte tienen estos niños de tener este profesor. Cada uno es fruto del pensamiento y del amor de Dios y por eso cada uno es necesario. ¡No dejemos de anunciarle eso a los demás!.
