De santo casamentero a restituidor de lo desaparecido, pasando por liberador de las tentaciones del demonio, como nos refiere la obra “Florecillas de San Antonio”. Entre sus milagros, se destaca el de convertir a pecadores y herejes con su predicación, sobretodo en el sur de Francia, durante la herejía Cátara.
Milagros de San Antonio en Lisboa
Iglesia de San Juan degollado
En Lisboa, encontramos algunos lugares ligados a la intercesión milagrosa de San Antonio. Junto a la Catedral de Lisboa se alza la iglesia de San Juan de la Plaza. Según la tradición, en este lugar su padre mandó construir una capilla, bajo la advocación de San Juan Degollado, en agradecimiento de un milagro que le salvó de la acusación de homicidio.
Por lo visto, un joven fue asesinado cerca de la casa de Martín de Bulhoes (su padre). Secretamente, los asesinos enterraron el cuerpo en el jardín de su casa. Más tarde, el cuerpo fue descubierto por la Justicia en la casa del infeliz caballero, y fue acusado por el crimen.
Estando San Antonio predicando en Padua, sintió que su presencia era necesaria en Lisboa y se recogió en oración, en silencio, cubriéndose la cabeza con la capucha. Simultáneamente, por el don de la bilocación, se encuentra en Lisboa, en el lugar donde comparecía su padre ante los jueces. Éstos, llenos de temor, consintieron que el Santo llamase al muerto como testigo en la defensa. Llegados a la sepultura del fallecido, San Antonio ordenó que la abriesen, y exhortó al joven muerto que declarase ante los jueces la verdad de su asesinato. El resucitado, confirmó la inocencia de su padre y volvió al descanso eterno. Seguido, San Antonio despiertó en el púlpito de Padua y continuó su predicación.
La primitiva capilla, alterada en el reinado de Don Denis (nieto de Alfonso X, el Sabio), no resistió al terremoto de 1755, siendo la actual iglesia levantada en 1789. Se destacan en el interior los altares de estilo rococó y una imagen de Nuestra Señora, del siglo XVIII, del gran escultor portugués Machado de Castro.
Rúa del cántaro roto
No muy lejos de esta Iglesia, en los alrededores del Castillo de San Jorge, encontramos la Rúa del Milagro de San Antonio. Lugar donde, según la tradición, el Santo realizó el “milagro del cántaro roto”.
Una joven iba camino de una fuente con el cántaro en el regazo, a buscar agua. Al llegar, se le quebró el cántaro y se puso a llorar. San Antonio se le apareció y le preguntó la razón de aquel llanto. Lleno de compasión, el Santo le recompuso el cántaro.
En el número 10 de la misma calle, podemos observar tres paneles de azulejos que representan (de izquierda a derecha), la “Aparición del Niño Jesús a San Antonio”, el “Milagro del cántaro” y el “Milagro eucarístico de la mula”, que dobla sus patas ante el Santísimo Sacramento.
El barrio de Alfama
Atestando la devoción al Santo, muy arraigada en las gentes “Alfacinhas” (los vecinos de la Lisboa castiza), podemos encontrar por las calles de este barrio típico de Alfama varios paneles de azulejo representando al Santo. Aquí, los niños, durante el mes de Junio, conservan la tradición de pedir “una monedita para San Antonio” y frente a las casas y tiendas se levantan pequeños altares, “tronos”, en homenaje al Santo.
A San Antonio se le pide de todo. Nosotros, también, le pedimos hoy con las estrofas de su responsorio que:
Por su intercesión / huya la peste, el error y la muerte / El débil se vuelve fuerte / y el enfermo sano.