San Antonio de Padua es reconocido mundialmente por sus milagros, considerado el mayor taumaturgo de todos los tiempos. Nació en 1195 en Lisboa como Fernando de Bulloes y Taveira de Azevedo. A los 25 años, se hizo franciscano y adoptó el nombre de Antonio. Ingresó primero en los Canónigos Regulares de San Agustín a los 15 años y luego en los Frailes Menores Franciscanos para predicar a los sarracenos, dispuesto a morir por Cristo, aunque una enfermedad lo obligó a regresar de Marruecos. Conocido por su voz clara, memoria prodigiosa y dones milagrosos, es famoso por una aparición del Niño Jesús, que sostuvo en brazos, lo que se refleja en sus representaciones.
Entre sus milagros, destaca el caso de Leonardo, quien se cortó el pie tras patear a su madre en un arranque de ira. San Antonio milagrosamente lo restauró. León XII lo llamó “el santo de todo el mundo”, patrón de pobres, viajeros, albañiles, panaderos y papeleros. También se le invoca para encontrar un buen esposo o esposa, incluso colocando su imagen de cabeza. Fue canonizado rápidamente por el Papa Gregorio IX, menos de un año después de su muerte, el 30 de mayo de 1232.
