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Antoni Gaudí: Su fe y la belleza de su legado en la Sagrada Familia, a 98 años de su muerte

En el 98º aniversario de la muerte de Antoni Gaudí, la experta Chiara Curti destacó que su obra, especialmente la Basílica de la Sagrada Familia, sigue siendo relevante hoy, reflejando la historia de Jesucristo como una realidad contemporánea. Gaudí, nacido en Reus en 1852, es considerado uno de los arquitectos más innovadores del siglo XX. Desde joven, mostró interés por la naturaleza y la arquitectura, lo que lo llevó a estudiar en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona. Su proyecto más reconocido, la Sagrada Familia en Barcelona, iniciado en 1883, continúa en construcción y se espera que finalice en 2026. Esta obra monumental combina elementos góticos y modernistas con una rica simbología católica, evidenciando su devoción religiosa y visión arquitectónica innovadora.

Gaudí no solo fue un arquitecto excepcional, sino también un ferviente creyente que buscó glorificar a Dios a través de su arte. Su profunda piedad y dedicación han motivado a la Iglesia en Barcelona a avanzar en su causa de canonización. Su trabajo se caracteriza por involucrar al espectador en las historias de salvación que buscaba contar. Curti señala que Gaudí lograba hacer sentir a las personas parte de una historia más grande.

A 144 años de la colocación de la primera piedra, la Sagrada Familia sigue en construcción, lo que Curti interpreta como señal de que la obra de Gaudí está viva. La basílica "crece, cambia y se transforma" junto con sus visitantes, ofreciendo siempre algo nuevo que decir. Esta belleza es vista por Curti como la gran capacidad comunicadora de la Iglesia hoy.

La espiritualidad de Gaudí es evidente en la Sagrada Familia. Su vida de oración y devoción se manifestaba en acciones cotidianas, como asistir a misa diaria y rezar el Rosario. La importancia de Gaudí para la Iglesia Católica y la sociedad es inmensa, y su obra sigue asombrando y provocando comentarios espirituales incluso entre los no creyentes. La basílica fue concebida para calmar una sociedad en constante cambio, y sigue despertando la fe y alentando la caridad.

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