La preocupación de los fieles católicos frente a la amenaza de una epidemia no es una noticia nueva para la Iglesia, la cual ha sobrevivido devastadoras pestes y otras enfermedades y ha encontrado consuelo y sanación en diferentes devociones. Una de ellas es la de los Catorce Santos Auxiliadores, a cuya protección se acogieron especialmente las víctimas de la Peste negra en el siglo XIV.
La devoción de los fieles a estas notables figuras del catolicismo era tal que se creó una fiesta litúrgica para agruparlos, además de las memorias litúrgicas que ya existían en su honor. La fiesta se celebraba en diversos lugares el día 8 de agosto y se les considera una ayuda extraordinaria para momentos de gran necesidad y, por supuesto, para la protección de los fieles ante el peligro de epidemias.
Letanía compuesta en honor de estos catorce Santos, que permite además conocerlos un poco más:
A cada invocación se responde: Ruega por nosotros.
Los Catorce Santos Auxiliadores, San Jorge, valiente mártir de Cristo, San Blas, celoso Obispo y benefactor de los pobres, San Erasmo, poderoso protector de los oprimidos, San Pantaleón, milagroso ejemplo de caridad, San Vito, protector especial de la castidad, San Cristóbal, poderoso intercesor en los peligros, San Dionisio, brillante espejo de fe y confianza, San Ciriaco, terror del infierno, San Acacio, útil abogado en la muerte, San Eustaquio, ejemplar de la paciencia en la adversidad, San Gil, despreciador del mundo, Santa Margarita, valiente campeona de la fe, Santa Catalina, victoriosa defensora de la fe y la pureza, Santa Bárbara, poderosa patrona de los moribundos.
La introducción de la fiesta litúrgica en el Misal de Cracovia de 1483, divulgada por la plataforma New Liturgical Movement, expresa la importancia y eficacia de esta devoción. "La Misa de los Catorce Santos Auxiliadores, aprobada por el Papa Nicolás, ... es poderosa en su nombre, sin embargo, tanto más se padece una gran enfermedad o angustia o tristeza, o en cualquier tribulación en que un hombre pueda estar", declara el documento. "Es poderosa también en nombre de los encarcelados y detenidos, en nombre de los comerciantes y peregrinos, por aquellos que han sido condenados a muerte, por aquellos que están en guerra, por las mujeres que están luchando en el parto, o con un aborto espontáneo, y por (el perdón de) los pecados, y por los difuntos".
La tradición afirma que cada uno de estos Santos recibió de Dios un promesa especial de que su intercesión sería particularmente efectiva en favor de sus devotos.