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El Papa autoriza el primer paso para beatificar a la española Juana Méndez

El Papa Francisco ha firmado el decreto en el que se hacen públicas las llamadas "virtudes heroicas" de la monja cordobesa Juana Méndez Romero, conocida como hermana Juanita y fallecida en 1990, lo que supone el primera paso en el proceso de beatificación.

Tras mantener este jueves una audiencia con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el Pontífice ha firmado varios decretos. Entre ellos uno sobre el milagro atribuido a la venerable sierva de Dios María Costanza Panas, que será beatificada, y sobre las virtudes heroicas de cuatro siervos de Dios: el cardenal Eduardo Francisco Pironio; Inmacolato Brienza, religioso profeso de la Orden de los Carmelitas Descalzos; y Benigna Victima di Jesús, religiosa profesa de la Congregación de las Hermanas Auxiliares de Nuestra Señora de la Piedad.

La vida de la hermana Juanita

Esta religiosa de la Congregación de las Obreras del Corazón de Jesús nació en Villanueva de Córdoba el 30 de enero de 1937 y tras quedar huérfana de madre entró como interna a los 10 años en el Colegio de las Obreras de su pueblo natal.

El 30 de octubre de 1950 contrajo el tifus, que le provocó una parálisis total y solo podía mover la cabeza y las manos. A pesar de su inmovilidad, se dedicó a pequeños trabajos de costura, pasó mucho tiempo en oración, lectura espiritual y pequeños actos de mortificación. Dentro de la comunidad, no dejó que su condición de inmovilidad le pesara, y de hecho dio ejemplo de un gran amor por Cristo crucificado. Mantuvo correspondencia con muchos misioneros y también fue catequista de grupos que se preparaban para la Primera Comunión.

Aceptó la enfermedad y sus consecuencias físicas y morales, convirtiéndola en una oportunidad para dar a sus hermanos y hermanas y alabar a Dios. Afrontó toda su vida con serenidad, especialmente los últimos años de su vida, mostrando su profunda experiencia de Dios. No olvidó su caridad hacia el prójimo e hizo todo lo posible por satisfacer las necesidades materiales y espirituales de quienes acudían a ella en busca de consuelo y consejo. Con el cuerpo deformado y lastimado por la enfermedad, falleció el 5 de abril de 1990.

Cardenal Pironio

Por su parte, el cardenal Pironio era argentino nacido el 3 de diciembre de 1920 en Nueve de Julio, en el seno de una familia de emigrantes italianos, murió en Roma el 5 de febrero de 1998. Persona de grandes cualidades humanas y profunda espiritualidad, fue su madre quien le transmitió una fuerte fe, que luego se fortaleció con el estudio, la lectura y la meditación. Su personalidad se caracterizaba por la esperanza y la alegría, ligadas a la espiritualidad mariana del Magnificat.

 

Pastor paternal, amable, acogedor, firme pero comprensivo, daba importancia a las relaciones personales en el trabajo. Para él, las relaciones humanas eran primordiales: establecer amistades y hacer crecer a los demás a través de los encuentros. Tenía un amor especial por la pobreza, hasta el punto de vivir desprendido de los bienes materiales y de la riqueza, ejerciendo siempre la virtud de la humildad. Su capacidad de mediación, fruto de la confianza en la Providencia y de una vida marcada por la imitatio Christi, resultó inestimable durante los trabajos de la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín en 1968.