Es ésta la segunda fiesta antoniana en importancia después de la solemnidad del 13 de junio y recuerda el hallazgo de la lengua incorrupta de San Antonio de Padua hace más de 750 años.
Esta fiesta se celebra (como memoria litúrgica) el 15 de febrero en toda Provincia (religiosa) Italiana de San Antonio, que comprende todo el norte de Italia, pero en la Basílica de Padua, por un indulto especial, se celebra, con grande solemnidad, el domingo más cercano al 15 de febrero, enriquecida con una indulgencia plenaria y una procesión, que recorre las naves de la basílica con las reliquias insignes del mentón de san Antonio y de un dedo.
Pero ¿qué es lo que se celebra? Veamos.
San Antonio murió en el convento de La Arcella, el viernes 13 de junio de 1231, y después de las disputas, ya conocidas, entre los habitantes del barrio de La Arcella y los de Padua, por quién se quedaría con el cuerpo del Santo (ya llamado así el día de su muerte, en que los niños del barrio, sin que nadie les advirtiera, salieron corriendo por las calles gritando: "Ha muerto el Padre santo"); finalmente, respetando la voluntad del ilustre difunto, su cuerpo fue trasladado, con toda solemnidad, a la iglesita conventual de los frailes, Sancta María "Mater Domini", y allí sepultado, el martes siguiente, 17 de junio.
Lengua incorrupta
El 8 de abril de 1263, treinta y dos años después de su muerte, presente el Ministro General, San Buenaventura, el cuerpo del Santo fue trasladado a la nueva basílica, y colocado bajo la cúpula central. Cuando se abrió el sarcófago se encontró, incorrupta la lengua del Santo, lo que hizo exclamar a San Buenaventura: "Oh, lengua bendita, que siempre bendijiste al Señor, e hiciste que tantos otros lo bendijeran, ahora queda demostrado cuántos méritos has adquirido ante Dios".
La lengua fue separada del resto de las reliquias y colocada en un relicario aparte, donde aún hoy se conserva. Como dato curioso, los frailes más ancianos de la basílica recuerdan como hasta el tiempo de la segunda guerra mundial, la lengua se conservaba roja y fresca. Por miedo a los bombardeos, la lengua fue sacada del relicario y puesta entre dos cristales y cuidadosamente sellada para esconderla y protegerla. Parece ser que al Santo no le gustó mucho la falta de confianza de sus hermanos de hábito. De hecho, no cayó ninguna bomba sobre la basílica. Pasada la guerra, cuando se trajo la lengua ya no era roja, sino oscura y rígida y, al quitarle los cristales, se enrolló. Ante la tristeza de los frailes, el Ministro provincial pidió, a los "frailecitos" (jóvenes que se preparaban en el seminario menor de la Orden), hacer una novena para que se pudiera reponer en el relicario. La oración fue escuchada y, al final de la novena, se pudo poner, enhiesta en su lugar de siempre.
Procesiones
Volviendo al tema de la fiesta, en junio de 1319 se tuvo una nueva traslación de los restos, al lugar donde todavía se encuentran hoy, en una capilla gótica, transformada en renacentista, en el siglo XVI. Por último, el 15 de febrero de 1350, se realizó un solemne examen de los huesos, presidido por el Cardenal Guido de Boulogne-sur-mer, Legado Pontificio, el cual recompuso los huesos mortales de San Antonio en una urna de plata.
Este cardenal Legado Pontificio, por devoción personal, mandó hacer y regaló el precioso relicario donde se conserva el mentón del Santo, con su dentadura muy bien conservada y que se lleva procesionalmente, en las fiestas del 13 de junio y del 15 de febrero, porque la lengua, por razones de seguridad no se mueve nunca de la capilla de las reliquias, llamada "Capilla del Tesoro".