El video fue difundido a través de la página One Hail Mary at a Time el 13 de agosto.
Ted y Kristin llevan nueve años casados, tienen 6 hijos que tienen entre los ocho años y los siete meses, y nos han alegrado el día con este timelapse que publicaron. «Ésta es la primera vez que realizamos un video de nosotros rezando, pero ya habíamos grabado hace unos cinco años unos audios de toda la familia rezando el rosario y los publicamos en iTunes», le dijo Kristin a Aciprensa.
Hace 5 años que rezan el rosario en familia durante media hora al día, y se lo toman como un reto!. La iniciativa surgió a partir de una sugerencia de su madre, con la que rezaba el Rosario frecuentemente antes de casarse. Su esposo nunca lo había hecho porque su familia, aunque también católica, no practicaba la fe.
«Cuando nació nuestro tercer hijo decidimos comenzar a rezar el Rosario cada noche porque estábamos atravesando por un periodo muy estresante y pensamos que era un buen ritual que podríamos poner en práctica. Lo hicimos durante cuarenta días y nos dimos cuenta que era algo genial. Por lo tanto, decidimos continuar», cuenta Kristin: «Los niños fueron los que nos impulsaron a hacerlo, porque cuando estábamos ya casados y sin hijos no rezábamos. Lo más importante es que tratamos de incluir a los niños y consideramos valiosa esa disciplina».
«Tenemos como norma que los niños permanezcan sentados». Claramente vemos que esta norma es un poco difícil de mantener, pero aunque se vea un poco desordenado, no deja de ser tierno y conmovedor ver a los pequeños hacer su mejor intento. «Nos ayuda encender una vela, darles el rosario y que a veces lo dirijan ellos».
Gracias a este video muchas otras familias se están animando a rezar en familia. Ojalá tú puedas pasar este video a tus amigos y en tus grupos y hacer que cada vez más personas comiencen a tener esta bonita constumbre.
«Una de las experiencias que genera rezar el Rosario es que parece que nada sucediera. Pero cuando perseveras te das cuenta de todo lo que ocurre y de que no puedes vivir sin él. Rezar en familia es posible: tal vez difícil, pero vale la pena hacerlo», concluye Kristin.