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Los mellizos de Dios y la reconciliación en República Centroafricana

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El cardenal de Bangui, Dieudonné Nzapalainga, presidió este domingo la Misa de clausura del XXIX Encuentro África, organizado por la revista Mundo Negro, dedicado al tema Islam y cristianismo: diálogo bajo un mismo techo. El arzobispo de la capital de la República Centroafricana y el imán de la mezquita central del país, Omar Kobine Layama, han sido los galardonados este año con el Premio a la Fraternidad que concede la revista de los combonianos. La congregación religiosa les ofreció su apoyo en sus esfuerzos de pacificación del país en los peores momentos de la guerra civil, según han reconocido ambos.

El imán se encontraba entre los asistentes a la Eucaristía, algo ya habitual en él, hasta el punto de haber sido invitado a participar en diversas ceremonias durante el Año de la Misericordia en diversos países, como protagonista de una historia que llevó al Papa Francisco a inaugurar el Año Jubilar durante su visita a una ciudad hasta ese momento desconocida para la mayor parte del mundo.

En 2012, cuando estalló la guerra en la República Centroafricana –contó el cardenal Nzapalainga en la homilía–, «el pastor protestante, el imán y yo nos levantamos para decir no a la violencia, al odio, a la división, a las violaciones de los derechos humanos». Mientras desde el poder político se identificaba indiscriminadamente a los musulmanes con yihadistas, las tres principales autoridades del país respondieron creando una plataforma interreligiosa «para cerrar el camino a los extremistas de todo tipo y rehusar la manipulación de las actividades religiosas para fines políticos».

A juicio del cardenal, «el diálogo interreligioso es una exigencia de nuestra fe. Él nos permite salir al encuentro del otro en su diferencia para comunicar y vivir juntos. La sospecha y el miedo nos hacen insípidos», añadió, en referencia al pasaje evangélico del día («Vosotros sois la sal de la tierra…»), que –aseguró– le inspiró especialmente en aquellos años difíciles en su país.

Una radio por la convivencia

En la tarde del sábado, el arzobispo y el imán relataron su actuación por la paz junto con el pastor protestante Nicolás. Los dos últimos acudieron a casa de Dieudonné Nzapalainga a proponerle una iniciativa conjunta, y este accedió de inmediato.

Lo primero que hicieron fue redactar una carta pastoral conjunta y apelar a las autoridades a dejar de fomentar las divisiones religiosas para sus propios objetivos políticos. Lo siguiente fue comenzar a visitar poblaciones por todo el país «a las que nadie más iba». Allí se reunían primero cada uno por separado con las personas de cada confesión, y después todos juntos, abriendo un diálogo franco para, «desde la verdad», facilitar la reconciliación, según contó el imán Omar. De esta manera empezó a ser posible también que las poblaciones plantaran cara a los jefes militares, por entonces en «dueños y señores de la vida y la muerte de la gente», en palabras del arzobispo.

Muchas veces han estado a punto de asesinarles, tanto propios como extraños. El imán y su familia tuvieron que refugiarse durante seis meses en casa del arzobispo para salvar la vida. Gracias a todas esas experiencias, ahora, más que grandes amigos, son «hermanos». «Los mellizos de Dios» les llaman en su país. Su iniciativa terminó fructificando en una asamblea con representantes de las tres confesiones religiosas procedentes de todas las regiones del país, en el que se pusieron las bases de actuación de la plataforma creada por los tres líderes. Simultáneamente, pusieron en marcha grupos interreligiosos de jóvenes y de mujeres con el objetivo de que su mensaje de paz se hiciera viral.

Una de las principales iniciativas surgidas de este proceso ha sido la puesta en marcha de una radio, que fomenta el valor del diálogo interreligioso y una información que rechaza el «rumor», tras la nefasta experiencia de cómo la manipulación periodística genera violencia.

La dotación de 10.000 euros del Premio a la Fraternidad de Mundo Negro ayudará también a erigir una escuela interreligiosa para inculcar desde la infancia el valor del diálogo, y un centro de formación profesional que dé salidas a esa mayoría de jóvenes que, a día de hoy, en la República Centroafricana, ni estudian ni trabajan.

Otro proyecto es la apertura de un hospital que no discrimine por motivos religiosos. Durante la guerra civil –argumentó el imán Omar– era frecuente que los grupos armados impidieran el acceso a la sanidad o incluso acudieran a los centros sanitarios a asesinar a las personas de otra confesión.

La plataforma ha producido frutos también en países como EE.UU., Alemania u Holanda. Cuando, en los Países Bajos, se puso en marcha una iniciativa entre cristianos de diversas confesiones, musulmanes y judíos locales (todos de raza blanca), el arzobispo de Bangui lanzó una broma que hizo fortuna: «Somos africanos y negros, pero hemos tenido un hijo blanco».