El gobierno de Justin Trudeau alega que la medida se hace para respetar precisamente a los ciudadanos y para evitar dar la impresión de que se da un sesgo sexista en el trato.
Los funcionarios deberán pedir permiso antes de usar dichos términos, o simplemente llamar a los ciudadanos por el nombre y primer apellido.
Con anterioridad el gobierno canadiense había prohibido el uso de la palabra «señorita» para dirigirse a las mujeres.
Todo esto forma parte de la política de «género neutro» que quiere imponer el primer ministro en todo el país. También afecta a las palabras «padre» y «madre», que habrán de ser sustituidas por otras, dependiendo de si el trato es en inglés o francés.
El mismo Trudeau que recientemente corrigió a una oyente que hablaba de la ‘humanidad’ diciendo que era mejor decir ‘genticidad’, y que no hace mucho dijo en el Parlamento que oponerse al aborto no era ya una opinión lícita en Canadá.