San Antonio era sin duda el santo más popular en España y rara era la iglesia antigua que entre sus imágenes, muchas, no tuviera la del santo de Lisboa o de Padua, ante la que se aglomeraban los fieles en sus peticiones. Ahora la iglesias modernas no tienen santos y no pocas de las antiguas han hecho desaparecer los que tenían. Con lo que los cristianos han dejado de tener ante sus ojos sus vidas ejemplares y no se sienten inclinados a imitar sus virtudes ni a acudir a ellos como intercesores ante Dios.
Los religiosos, antiguamente los grandes predicadores y propagadores de los santos de sus órdenes y congregaciones, han prescindido también de ellos con lo que muchísimos se encuentran ciertamente en el baúl pero sin recuerdos que les valgan.
San Antonio todavía conserva algún rescoldo de lo que antaño fue devoción general. Recuerdo de niño en mi casa a mi madre, cada vez que no se encontraba algo, recitar en voz alta el “Si buscas milagros, mira…”, tras lo que, y con una módica ofrenda, aparecía enseguida lo perdido.
En el artículo que os enlazo tenéis los actos que se celebrarán en Madrid ante su reliquia. Al que pueda no le hará daño, más bien lo contrario, asistir a alguno de ellos. Y haciendo vida propia ese dogma tan olvidado de la comunión de los santos. Que recitamos como papagayos en el Credo pero que es un dogma de fe. Aunque repatee a los iconoclastas de hoy. Tantos.
Y mi enhorabuena a El Pan de los Pobres, obra tan vinculada a San Antonio, por traer a España unos días la reliquia del santo.
