Si hay personas que están decididas a sacarle todo el jugo a la vida y su máxima es «vive el momento»… 

Voy a proponer en este número, una serie de ejercicios que pueden venirnos bien para mejorar el rendimiento cognitivo y mantener una salud mental óptima.

¿Qué puede hacer un padre, una madre, para recuperar la autoridad cuando la ha perdido o está muy cuestionada por sus hijas y sus hijos?  Recuperar prestigio. Y ¿cómo se recupera el prestigio? Decía el mes pasado, que un punto de inflexión podría ser tener una reunión familiar para exponer a los hijos el acuerdo al que habéis llegado los padres y que habéis decidido transmitírselos a ellos.

El mes pasado proponía como un buen programa para trabajar en la familia: ganar en amabilidad, coherencia, disposición a la escucha, comprensión y aprender a sintonizar con el objeto de evitar el desgaste de la autoridad.

Obedecer porque no queda otra, no es obedecer. Es hacer algo movidos por la fuerza, la amenaza o el miedo.

De la misma forma que se aprende a andar dando el primer paso, se aprende a mirar de otro modo concentrando el esfuerzo en fijar la atención en lo que verdaderamente facilita la convivencia.

Voy a intentar dar dos pautas para que cuando -un padre, una madre- se sienta con el ánimo bajo, disponga de estas ideas-fuerza para motivarse de nuevo y no tirar la toalla en esa tarea de educar.