He aquí una historieta real. Hacia finales del siglo VI, el Papa Gregorio Magno envió misioneros benedictinos de Roma a Inglaterra, con el mandato de predicar allí el mensaje de Cristo, pero sin que le moviera ninguna intención política. Uno de ellos, llamado Paulino, logró penetrar hasta la remota Northumberland, donde el príncipe reinante, el rey Edwin, se mostró, al principio, muy reservado respecto a la nueva doctrina. Después de un tiempo de dudas, el rey decidió convocar una junta de sabios.

Quizás sean estas tres palabras las más repetidas a los niños por sus padres, enseñándoles a pedir las cosas por favor, luego dar las gracias y pedir perdón por sus pequeños fallos. Pero las personas mayores nos olvidamos un poco de ir más allá de estas simples palabras, sencillamente de meterlas en profundidad dentro de nuestras vidas. Son todo un programa magnífico de vida cristiana, de buena convivencia, de amistad, de amor. Nuestro querido Papa Francisco nos las recuerda con vigor y autoridad. Conoce muy bien la vida y sus circunstancias, es un gran psicólogo, con el corazón “a flor de piel”, reza mucho y habla con claridad, utilizando las palabras justas y muy significativas, pero yendo siempre hacia la auténtica verdad de las enseñanzas de Jesús, hacia el programa querido por Dios.

El verbo “hablar” en los tiempos actuales no se ciñe sólo al hecho oral, aunque siga teniendo una gran importancia por supuesto, sino que ha irrumpido en nuestras costumbres el fenómeno “online” en todas sus facetas de comunicación virtual. Estamos inundados de voces de alarma de psicólogos, sociólogos, profesores de colegios que están asustados por la dependencia que tenemos de todos estos aparatos.

Una semilla es un proyecto maravilloso, surgirá una hermosa planta  con sus ricos frutos. Y un óvulo de mujer fecundado por el espermatozoide de un hombre es también un proyecto maravilloso. De esa vida que está en el vientre de la mujer nacerá un niño humano, si la madre no aborta.  Habrá otro ser humano en la sociedad  con posibilidad para que la ciencia, la técnica, la cultura, las bellas artes…Y la solidaridad, y la caridad fraterna que alivia tantos dolores.

ESTA cualidad del buen humor no se les es dada a todas las personas. Somos distintos y sujetos a miles de contingencias a lo largo de la vida. Sólo podemos reconocer que cuando encontramos a alguien que goza de un carácter sonriente y agradable, se nos ilumina justamente este encuentro y puede durar todo el día. En los libros de “ayuda personal” de psicología, hay infinidad de consejos. Pero… ¿hasta qué punto sirven estos consejos para una persona muy enferma, con depresión, una madre de familia agotada, un parado…?

Estamos viviendo en una Tierra maravillosa, adornada con las más diversas plantas y flores, árboles de muchas clases, montañas, ríos y mares, animales, y por personas humanas como nosotros. “Considerar los lirios, como crecen; no trabajan ni hilan; y os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos.” Palabras de Jesucristo, según el Evangelio de San Lucas. Por ello decía el pintor Van Gogh: “la Naturaleza es extraordinariamente bella, no la puedo pintar tan bella como es, me absorbe tanto que sólo puedo dejarme llevar sin regla.” Y por ahí están algunas de sus más célebres obras: las viñas rojas, los girasoles…

No cabe duda de que el mundo de la montaña tiene su magia, además de una belleza extraordinaria. Respirar el aire puro, disfrutar del silencio, de la cercanía de las estrellas por las noches, son todas vivencias que sólo experimentan los montañeros a todos los niveles.