San Antonio precede sus cuatro sermones (recordemos que la fiesta de la Anunciación y la de la Purificación tiene cada una dos sermones, por lo que harían seis) con un comentario a un texto del libro del Sirácides o Eclesiástico, que por su belleza merece la pena que lo veamos al completo:

El título de DOCTOR de la Iglesia se concede a aquellos que refulgen por la santidad de vida, la ortodoxia de su enseñanza y cuya doctrina ejerce una influencia excepcional en la espiritualidad y teología cristianas.

Antonio comienza a conocer y amar a María en el seno de la familia, como es natural en todo hogar cristiano. 

En este año 2017 celebramos el primer centenario de las apariciones de la Virgen Santísima en Fátima, Portugal. 

Llegamos así al último de los "símbolos", que es sin duda el más importante: el Niño Jesús.

El lirio es propio de san Antonio, no sólo porque lo vemos siempre en sus manos, sino porque es común verlo adornando sus altares y, en el hemisferio norte, es la flor que predomina en las decoraciones para la fiesta del Santo.

Nos fijamos en otro símbolo, que vemos en las representaciones antiguas: el fuego.