Y explica que en esta expresión se evidencian tres eventos que resplandecieron admirablemente en el nacimiento de la bienaventurada Virgen María.
En primer lugar el júbilo de los ángeles indicado en la frase: "Belleza del cielo".
En segundo lugar se resalta la pureza de su nacimiento con las palabras "resplandor de las estrellas" y continúa diciendo: "Como 'cada estrella se distingue de las demás por su resplandor', así el nacimiento de la Virgen se distingue del de todos los demás santos".
En tercer lugar se recuerda la luz que cubrió el mundo entero con las palabras: "radiante ornamento en las alturas del Señor". "El nacimiento de la Virgen Santísima, dice nuestro Santo, iluminó el mundo que antes estaba cubierto por la niebla y las sombras de la muerte".
María anuncia al Salvador y es toda perfecta en sí misma
2- El lucero del alba resplandece más que las otras, precede al Sol y anuncia el día y rocía con el fulgor de su luz las tinieblas de la noche. Así es María que "nacida en la oscuridad de la nube, disuelve la tenebrosa niebla y, en la mañana de la gracia, anunció la el Sol de Justicia a aquellos que estaban en las tinieblas".
"Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer" (Gal 4,4) nos dice san Pablo. Ciertamente esta "mujer" de que nos habla san Pablo fue preparada por Dios desde toda la eternidad. De ella nos dice san Antonio: "Cuando llegó el tiempo de usar misericordia, el tiempo de construir la casa del Señor, el tiempo favorable y el día de la salvación, el Señor hizo sugir el lucero del alba, es decir la Virgen María, para que fuera la luz de los pueblos".
3- Aplica a María la profecía de Isaías (11,1):"Sadrá un vástago del tronco de Jesé y un retoño de sus raíces brotará". Dice, en efecto, "Este vástago ha salido de la raíz de Jesé, que fue el padre de David: de estos desciende María, 'de la que nació Jesús, llamado Cristo' (Mt 1,16) y explica el sentido de las tres palabras: raíz, vástago y retoño.
Con la raíz se indica la humildad del corazón; es la humildad de la contirición de la cual brota el vástago de la sincera confesión y el propósito de una conveniente penitencia y con el retoño (flor) se indica la esperanza de la eterna bienaventuranza: "Observa bien, dice que el retoño no nace de la cumbre sino de la raíz (...) porque la esperanza de la bienaventuranza eterna no brota del sufrimiento del cuerpo sino de la humildad del alma".
4- "Finalmente: 'Como la luna en su plenilunio". La santísima Virgen María es comparada a la luna llena porque es perfecta en todo aspecto. (...) la gloriosa Virgen María nunca tuvo imperfecciones: ni en su nacimiento, porque fue santificada ya en el seno materno (san Antonio no había llegado aún a la comprensión de la Inmaculada Concepción) y protegida por los ángeles; ni durante los días de su vida, porque nunca pecó de soberbia: siempre resplandeció de plenitud de perfección. Y es llamada luz porque desvanece las tinieblas.