La vida de San Antonio está llena de hechos milagrosos o simplemente singulares, que corroboran su fama de santidad y la importancia de intercesión ante Dios.

Una anécdota curiosa y simpática de la vida de San Antonio, que no es muy conocida, es una lección de confianza: Brive-la-Gaillarde es el gran centro de peregrinación antoniano en suelo francés. Numerosos devotos acuden diariamente para tomar agua de la gruta en donde San Antonio buscó refugio para la oración, durante su ardiente misión apologética contra las herejías, que infestaban aquellas regiones.

La capacidad de predicador de San Antonio, puesta de manifiesto en la famosa reunión de dominicos y franciscanos en Forlí, por Septiembre de 1221, en la que tuvo que intervenir a petición de su Superior Fray Graziano, iba a dar un giro completo a su vida religiosa, ya que los franciscanos comprendieron que, entre ellos, había surgido un gran predicador y teólogo. Así se lo comunicó Fray Graziano al Vicario general, Fray Elías.

La vida de Fernando Martim de Bulhöes, luego Antonio, al entrar en los Frailes Menores, estuvo siempre marcada por un espíritu de entrega al servicio de Dios y de la Iglesia, superando con la ayuda de la Virgen María, las tentaciones y las dificultades  con que se encontraba en su vida.

No existe un prototipo único de vida de santo, lo que se constata, fácilmente, a poco que conozcamos las biografías de los santos. Es tal la riqueza espiritual de sus vidas y la presencia de la gracia de Dios en las mismas, que su lectura es una fuente de gracias y de formación para todos los católicos.

En 1231, San Antonio era consciente de que su vida llegaba a su término; sus enfermedades y agotamiento físico le hacían prever su final. Tenía 36 años y llevaba 10 de vida activa de apostolado y predicación, acercando las almas a Dios y a la Iglesia.

Ya hemos visto que a lo largo de su vida de apostolado activo, San Antonio se distinguió por su dedicación a la predicación, muchas veces en circunstancias difíciles; recordemos su paso por Francia, donde predicaba en poblaciones dominadas por los herejes; en otros momentos tuvo que hacerlo en situaciones poco gratificantes.

Cuentan sus biógrafos que el 19 de Mayo de 1231, pocos días antes de su muerte, San Antonio se retiró  al eremitorio de Camposampiero, a unos 20 Km. de Padua. Necesitaba descansar de sus fatigas, ocasionadas  por diversas enfermedades como  asma, hidropesía, dolores de cabeza y de estómago.