La peregrinación, como “experiencia religiosa universal”, sigue manteniendo en la actualidad los elementos esenciales de su espiritualidad, puestos de relieve en las diferentes dimensiones: escatológica, penitencial, festiva, cultural, apostólica y de comunión.

Todo el mundo reconoce que actualmente estamos en la civilización de la inmediatez, del disfrute rápido, del deseo pronto obtenido, de la improvisación decidida pero no siempre bien pensada. Es muy difícil educar a los niños y adolescentes en ciertos ambientes. Estamos rodeados de muchas tentaciones que alcanzan a los adultos de la misma manera.

Quizás nunca como hoy la persona humana ha comprendido la repercusión de una acción personal o social en su dimensión universal, en sentido positivo y negativo.

La paciencia es una virtud mucho más importante que todo lo que nos podemos imaginar.

Es simplemente un cántico de iglesia pero contiene dos manifestaciones humanas maravillosas:

No hace muchos años hablaba el Papa San Juan Pablo II sobre el “silencio de Dios” en una audiencia de los miércoles.

Cada día se ve más la necesidad para un verdadero católico de clarificar sus ideas en materia religiosa.