Ser persona es ser peregrino según la fe cristiana.

En la Constitución pastoral del Concilio Vaticano II

Una pregunta frecuente, que nos hacen los hombres y mujeres de nuestro tiempo a los cristianos,

Hay que reconocer que vivimos en una época muy difícil a nivel mundial para afrontar una nueva evangelización, pero nuestro Papa Francisco dirige la barca de la Iglesia con mano firme.

En este año, 2014, seguro que hemos leído en la prensa, y otros medios de comunicación, el gran aumento de peregrinos que llegan a la Catedral de Santiago. Más de doscientos mil a pié hasta mediados de agosto. Sin duda que uno de los espacios privilegiados para la evangelización de nuestros contemporáneos son las peregrinaciones a los diversos santuarios.

Madrid, como otras muchas ciudades españolas, ofrece una muestra interesante en varias de sus iglesias de la devoción secular a San Antonio de Padua; sin olvidar otras devociones al Santo fuertemente arraigada, como la de San Antonio el Guindero, a la que El Pan de los Pobres ya dedicó con anterioridad algunas páginas.

Algo de esta dijo el Papa, aunque no lo he cotejado. Pero ante la realidad de los fenómenos naturales, tan desoladores, algunos preguntan dónde está Dios. Los huracanes, las catástrofes naturales que asolan nuestra humanidad con relativa periodicidad, tantas cosas, nos imponen la pregunta, tan vieja como el hombre: ¿Dónde está Dios, Todopoderoso y bueno, en medio de tanta calamidad o injusticia y desolación?