La bendición del pan

Felipe Barandiarán PortaPinceladas 13/05/2015

Francois Archange
Joseph Bodin, 1879

Museo de Bellas Artes de Tourcoing, Francia

Leer más
Mañana de la Resurrección

Mañana de la Resurrección

Felipe Barandiarán PortaPinceladas 13/04/2015

Eugène Burnand, 1898
Museo d´Orsay, París

Despuntan las primeras luces sobre el Monte de los Olivos.

Leer más

Pintor consumado

Felipe Barandiarán PortaPinceladas 13/03/2015

Jan Frans Verhas, 1877
Museo de Artes de Gante (Bélgica)

Las piezas de dominó, el rompecabezas o las tablillas de construcciones ya no cautivan su atención.

Leer más
La Bendición

La Bendición

Felipe Barandiarán PortaPinceladas 23/02/2015

Jean-Baptiste Chardin, 1740
Museo del Louvre, París

Los juegos han sido interrumpidos. Un tamborcillo cuelga sobre el respaldo de la pequeña silla y las baquetas ruedan por el suelo. Es la hora del almuerzo en la casa de esta familia francesa de la modesta burguesía. Estamos a finales del siglo XVIII. Se ve por los vestidos: los niños y las niñas iban igual hasta los cuatro o cinco años, cuando pasaban ellos a calzar pantalones, día importante en su vida.

Leer más
Hogar, dulce hogar

Hogar, dulce hogar

Felipe Barandiarán PortaPinceladas 27/01/2015

Walter Dendy Sadler
(1854-1923)

Colección Particular

Toda la familia está reunida en la sala de estar: la dulzura del hogar. Las ramas de acebo que decoran la acogedora estancia, sobre el espejo, los cuadros y en los jarrones, revelan el tiempo de Navidad y  Año Nuevo.

Leer más
El coro-Henri Brispot, 1880

El coro-Henri Brispot, 1880

Felipe Barandiarán PortaPinceladas 12/01/2015

Henri Brispot, 1880
(Castillo-Museo de Dieppe, Francia)

En una capilla lateral, iluminada por los brillantes rayos del sol que se filtran por un amplio ventanal de vidriera, que no vemos, el coro canta.

Leer más
Últimos sacramentos

Últimos sacramentos

Felipe Barandiarán PortaPinceladas 18/11/2014

Ferdinand Georg Waldmüller, 1846
(Colección particular)

En la penumbra de esa modesta habitación que no vemos, la vida de un ser querido se agota sin remedio. Aprovechando algunos intervalos de lucidez, han llamado a un sacerdote. No se han dejado llevar ni por el descuido ni por un erróneo cariño, intentando ocultar al enfermo su gravedad. Saben que es importante que reciba consciente los últimos sacramentos.

Leer más

Páginas