Obispo y Fundador (1134)

Nació alrededor del año 1080 en la pequeña ciudad de Santes, Renania (márgenes alemanes del Rhin), sus padres, -Heriberto y Haduvije- descendían de familias nobles, emparentadas con los antiguos césares.

Obispo y Mártir

Nació en Oliva Gessi (Pavia-Italia), el 5 de Junio de 1873 y murió en Linchow (China) el 25 de febrero de 1930. En 1885 Luis Versiglia se trasladó a Turín donde estudió con los salesianos de Don Bosco.

Mártir, Virgen (S. XVII)

Marina era originaria de Omura, cerca de Nagasaki (Japón). En 1626  ingresó en la Tercera Orden Dominicana convirtiéndose y emitiendo los votos religiosos en privado, sirvió de una gran ayuda par  los misioneros.

Mártir

Ángel fue uno de los primeros miembros de la “Orden del Carmelo”. Sus padres fueron judíos, pero se convirtieron al cristianismo gracias a la aparición de la Santísima Virgen. En su infancia, Ángel nos mostró los extraordinarios dones de los que disponía con todo lo espiritual y lo intelectual que era. Tenía tan sólo 15 años y hablaba ya en griego, latín y en hebreo. Durante cinco años vivió como ermitaño en el Monte Carmelo. En Sicilia, con su predicación y los milagros que realizaba llegó a convertir a mucha gente del pueblo y, en Palermo convirtió al cristianismo a más de 200 judíos.

San Francisco Javier María Bianchi, fraile, (1815), nació en Arpino, en (1743). Arpino, formaba parte del reino de las dos Sicilias. Estudió en los eclesiásticos de Nápoles (Italia) recibiendo la tonsura a los catorce años. Su padre se opuso tenazmente a que entrara en la vida religiosa.

(Fundador 1182-1226)

Nació en Asís (1182). Hasta los 24 años llevó una vida muy depravada, pero enfermó y decidió cambiar; al entrar un día en la iglesia de San Damián, Cristo le dijo: «Francisco, repara mi Iglesia, que, como ves, amenaza ruina», y comenzó con la reparación de aquella iglesia (San Damián).

Obispo y Doctor de la Iglesia (1033-1109)

Nació en la ciudad de Capadocia (Turquía) en 1033. Su padre, Gondulfo había puesto sus esperanzas en él. Su madre, excelente cristiana influyó en la formación de su hijo. Los monjes benedictinos contribuyeron a la formación de su espíritu, llegando a decir él posteriormente: "Todo lo que soy se lo debo a mi madre y a los monjes benedictinos". Su madre, al mirar hacia las alturas de los Alpes, le daba la sensación de llegar a los cielos, y le decía: “Mira, hijo mío: Ahí comienza el reino de Dios. A este reino estamos nosotros llamados y a él llegaremos si somos buenos".