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El coro-Henri Brispot, 1880

El coro-Henri Brispot, 1880

Henri Brispot quiso plasmar en su tela una “instantánea” de este coro parroquial, tan pintoresco y representativo de los coros de siempre. Su realismo y su genio mordaz, no ocultándonos el contraste entre la solemnidad y rigor de los ornamentos que visten y las actitudes naturales de los protagonistas, arranca nuestra sonrisa.

En alto, sobre un  pequeño estrado, junto a la pared, revestidos con dalmáticas doradas, cinco hombres ejecutan las voces de tenores, barítonos y bajos. Uno de ellos, se gira inquieto hacia su compañero y con un gesto interrogativo, intenta avisarle de que algo que no está bien.

En un primer plano, con los libros de partituras en el suelo, dos robustos diáconos, cubiertos con ricas capas pluviales, se entregan al violonchelo y al contrabajo.

En el centro, el alma del coro, el maestro organista. Sus manos ondulan con suavidad sobre las teclas del armonio, reuniendo en torno de sí las voces de todos.el-coro-03-n-1336-diciembre-20141201

La mirada distraída de uno de los monaguillos nos introduce en la escena. Sus angelicales voces resuenan en las oscuras bóvedas de la iglesia, al fondo.

Los fieles, asisten al oficio divino con devoción, elevados por la música sacra de la liturgia católica.

Música sacra, hemos dicho, ¿verdad? Qué pocas veces suena en las celebraciones de nuestras parroquias. Música sacra es algo muy diferente de esas musiquetas que se cantan por doquier.

Impulsado por el vivo deseo de “mantener y procurar el decoro de la casa de Dios”,

San Pío X, promulgó el “motu propio” Tra le sollecitudini, que tenía como objeto la renovación de la música sagrada en las funciones del culto. Con él quiso dar a la Iglesia indicaciones concretas en ese sector vital de la liturgia, presentándolas “como código jurídico de la música sagrada”. Dicha intervención formaba parte del progama de su pontificado, que había sintetizado en el lema: Instaurare omnia in Chisto (Restaurarlo todo en Cristo).

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“El Papa Benedicto XVI, al recibir en Noviembre de 2012 a la Asociación Italiana de San de Santa Cecilia, recordaba que “la tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable, que sobresale entre los demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la liturgía solemne”.

Vida el-coro-04-henri-brispot-n-1336-diciembre-20141201

Henri Brispot nació en Beauvais, Francia en Julio de 1846. Contemporáneo de Jean Beraud y alumno, junto con él, de León Bonnat. Se especializó en escenas de género, en las que retrata con vivo realismo y gracia la dulzura de la vida y los ambientes de la “Belle Epoque”. Expuso sus obras en el Salón de Páris hasta 1927. Murió en París en 1928. Pueden apreciarse sus obras en los museos franceses de Abbeville. Dieppe, Epinal o Rouen.