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Federico Ozanam

9 DE SEPTIEMBRE – Antonio Federico Ozanam nació en Milán el 23 de Abril de 1813, hijo de Dª. María Nantas y D. Juan-Antonio Francisco Ozanam. Federico dio  “gracias al Señor por el don de sus padres profundamente cristianos”.

Este seglar del siglo XIX y gran cristiano, fue un auténtico profeta de su tiempo en la Iglesia a la que él "ama con gran amor y sumisión". Federico realizó sus estudios secundarios en Lyon y su carrera universitaria en París. En su adolescencia tuvo grandes problemas espirituales, pero se confió en el abad Noirot, gran filósofo que le ayudó a superarlo, él mismo escribe "he prometido a Dios dedicar mi vida al servicio de la verdad que me colma de paz".

Ozanam y sus amigos se propusieron tener además de las conferencias de historia, las conferencias consagradas a la caridad, unir la acción a la palabra y afirmar con las obras la vitalidad de su fe.

En 1833 con siete amigos, fundó la “Sociedad de San Vicente de Paúl”, eligiendo a Federico como su gran guía santo. Emmanuel Bailey, 39 años, Federico 20 años, sólo uno del grupo era más joven que él y decidieron ir al encuentro de los pobres.  Emmanuel Bailey les envió a Sor Rosalía Rendu, Hija de la Caridad, gran apóstol y sierva de los desheredados del barrio parisino de Saint-Médard. Comenzó las conferencias con sus visitas domiciliarias, una gran relación directa con el que sufre que se ha ido extendido por todo el mundo.

Gran testigo de la Caridad en toda su vida personal, familiar, profesional y cívica. Expresó un deseo ardiente "Es necesario abrazar el mundo en una red de caridad".

Fue Profesor titular de derecho comercial, en la Facultad de Lyon, y más tarde profesor de Literatura Extranjera en la Sorbona.

Por su salud, abandonó la enseñanza que ejercía como un apostolado, dedicando sus últimas fuerzas a la investigación científica y a la Sociedad de San Vicente de Paúl.

El 8 de Septiembre de 1853 murió a los 40 años en Marsella (Francia) con una gran entrega a Dios. El 22 de Agosto de 1997 fue beatificado por Juan Pablo II en la Catedral Notre Dame de París.