Hoy voy a compartir unas reflexiones por si pueden servir a alguien.
Pienso que es importante en los primeros años de vida matrimonial, acertar con las metas, hábitos y herramientas de comunicación y negociación por parte de ambos cónyuges. Un objetivo capital es formarse en el nuevo rol. Sólo así, existe la posibilidad de resistir la adversidad y resolver conjuntamente las dificultades que van a ir surgiendo en el día a día. Ambos necesitan establecer el necesario ámbito de libertad personal de la otra, del otro y mantener un reparto equilibrado y flexible de tareas y roles que tienen que desempeñar en el camino que han emprendido juntos.
Ahora que comienza el curso, quiero referirme a los cursos de Orientación Familiar que comenzarán a impartirse en muchas ciudades, y que posibilitan la reflexión sobre la relación de pareja, el crecimiento de la persona y la educación de los hijos. Esto me parece crucial debido a la influencia de los estereotipos procedentes de la ideología de género, que considera la dimensión sexuada de la persona como un producto de la biología totalmente “reprogramable” y un igualitarismo que elimina la complementariedad del hombre y la mujer, y los hace rivales.
Ambos aspectos, el sexo por elección y el igualitarismo reivindicativo, van a ser el caballo de batalla en el presente y futuro inmediato de los distintos gobiernos que tengamos a través de la Ley de Educación en los colegios. De ahí, la importancia de tener ideas claras sobre cómo se forja una familia en el amor incondicional de los hijos donde aprendan -porque sus padres lo viven- a conjugar el nosotros; a valorar por quién eres, no por lo que tienes; a ayudar; a estar abiertos; a unir y respetar; a sentirse querido, comprendido, escuchado y perdonado; a ser optimista y responsable; a saber ceder… Y a ver a Dios como un ser cercano que tiene espacio en mi vida.