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“Hoc est enim corpus meum”

“Hoc est enim corpus meum” - Peter Fendi, 1833 - Getty Museum, Los Ángeles (EEUU)

En voz baja, el sacerdote acaba de pronunciar, lentamente y con exactitud, las inmutables palabras de la consagración, “Hoc est enim corpus meum.” Alza la sagrada forma, cuerpo verdadero de Cristo. Tintinea tres veces la campanilla, agitada por el ilustre monaguillo.

A través de la puerta abierta de la capilla, se adivina una mañana fresca y soleada. El tiempo parece haberse detenido. Con mirada compungida y rodilla en tierra, uno de los aldeanos lleva su mano al pecho. Su mujer, al lado, inclina la cabeza en señal de adoración.
Sobre el altar, se alza el crucifijo, recordando lo que Cristo padeció para salvarnos. A los lados, dos cirios grandes se consumen; simbolizan nuestra entrega a Él, nuestro holocausto.
¡Cuánto respeto transmite la escena!

Comprensible: se trata del Santo Sacrificio de la Misa, que se ofrece a Dios por cuatro razones fundamentales (1):

  1. para honrarle como conviene, y por esto se llama latréutico;
  2. para agradecerle sus beneficios, y por esto se llama eucarístico;
  3. para aplacarle, para darle alguna satisfacción de nuestros pecados y para ofrecerle sufragios por las almas del purgatorio, por lo cual se llama propiciatorio;
  4. para alcanzar todas las gracias que nos son necesarias, y por esto se llama impetratorio.

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Noviembre es el mes que la Iglesia dedica a los fieles difuntos. Recordémoslos cristianamente.

V I D A

PETER FENDI (Viena, 1796-1842) fue uno de los artistas más relevantes del periodo Biedermeier. Su padre era maestro de escuela. Siendo bebé cayó de una mesa dañándose de forma irreparable la columna vertebral. Demostró talento para el dibujo desde la infancia. Con 13 años fue admitido en la Academia de Bellas Artes. En 1818 entró en la Galería Imperial de Monedas y Antigüedades, donde trabajó como dibujante y grabador. La obra de Fendi incluye óleo, acuarela, aguafuerte, litografía y la talla de madera y están expuestas en la Galería Albertina, en el Palacio Belvedere, en el Museo de Historia del Arte de Viena, y en las colecciones del Príncipe de Liechtenstein en Vaduz.

(1) Catecismo mayor de S. Pío X cuestión 660; parte cuarta de los sacramentos, capítulo V – 1º.