En su libro “Una visión de la vida” el sacerdote jesuita norteamericano John Powell cuenta que en el cajón central de su mesa de despacho tiene una lista en la que va anotando sus mejores cualidades. Dice que la tiene tan a mano para anotar una nueva cualidad siempre que alguien le haga un elogio. Y las lleva anotadas por orden alfabético, para evitar repeticiones. La cosa tiene gracia, pero no está falta de fundamento.
La razón es que está convencido de que sólo amándose en verdad será capaz de amar al prójimo y a Dios. Su deseo es hacer de su vida un acto de amor. Y el primer paso es amarse a sí mismo. Su lista incluye todo, desde el color de sus ojos y su amor por la música hasta la profunda compasión que siente hacia los que sufren. Quiere aprender a identificar y valorar los dones únicos que Dios le dio. La lista, que cuando escribió el libro iba por trescientos ítems, le ayuda a aumentar su autoestima y su gratitud hacia Dios, que ha sido tan bueno con él.
¿Qué tal si haces tú una lista también? Yo aún no he tenido tiempo, los hijos me roban toda la atención, pero estoy en ello, cualquier día empiezo. Quizá la ponga pegada con un imán en la nevera, para que esté más a la vista, aunque tendrá que ser bastante sintética.
Bondad con nosotros mismos
Amarnos a nosotros mismos es la única oportunidad para una vida feliz. Si te amas a ti mismo, no habrá mucho que pueda hacerte seriamente infeliz. Habrás construido una capa protectora contra la crítica áspera y poco amable. Podrás aceptar y gozar en ser amado por los demás.
Además, si en verdad te amas a ti mismo, estarás con alguien que te agrada las veinticuatro horas del día. Si no me amo a mí mismo, no habrá mucho que pueda hacerme feliz. Me sentiré aplastado por la crítica porque secretamente creeré que lo merezco. No seré capaz de aceptar los cumplidos o aceptar realmente el ofrecimiento de
amor que las demás personas. Si la gente insiste en amarme cuestionaré sus motivos y sus puntos de vista. Una actitud saludable de autoaprecio es básica para un alma apacible y una vida feliz.
Fundamento científico
La Neurociencia ha descubierto que para la mente y para el sistema nervioso lo negativo funciona como velcro y lo positivo como teflón. A esto se le conoce como sesgo negativo de la mente y surgió como un sistema adaptativo de sobrevivencia, para detectar lo peligroso y cuidarnos.
Esto hace que todo el tiempo estemos viendo lo que está mal, lo que falta, los errores, dónde fallamos, lo negativo y lo que no nos gusta, etc.
Gracias a la neuroplasticidad, que es la capacidad del cerebro de adaptarse a la experiencia y transformarse, la ciencia ha observado que sí se puede equilibrar ese sesgo negativo fortaleciendo el foco en lo positivo, pero hay que trabajarlo. De ahí, mi lista de cualidades agradables, la que te invito a hacer a ti, para que te regocijes con esas cualidades y le agradezcas a Dios.