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Evangelizar

Pero los tiempos son los tiempos y hoy, desde dentro de la Iglesia, claro (desde fuera se dicen muchas cosas pero eso ha sido así siempre) se dicen cosas así: Si yo predico a otro, limito su libertad y eso no puede ser… Nada de favorecer la conversión a la fe católica que eso es atentar contra la libertad. Lo que importa, se añade, es que cada uno sea fiel a su propia religión (por ejemplo hoy y aquí: la musulmana) y fomentar que la gente trabaje a favor de la justicia y de la Paz. Y nada más. Con eso basta y sobra. Pero un tonto ve que eso no cuadra con el “mandato” de Jesús que ahí está: Id y enseñad…

Como las cosas están así y hay quien ridiculiza la acción misionera de la Iglesia, un monumento a la solidaridad y también a la fe y a la esperanza, la Iglesia puntualiza muy bien.

El documento, NOTA DOCTRINAL ACERCA DE ALGUNOS ASPECTOS DE LA EVANGELIZACIÓN de la Congregación de la Doctrina de la fe (3.12.2007) sobre este problema, es más notable aunque pasó desapercibida para la gente común, los católicos que nos hemos sometido a esa acusación: Si predicas, violas la libertad del que escucha…

Empieza con una luminosa reflexión. “Esta es la vida eterna que te convence a ti, el único Dios verdadero, y a la que tú has enviado, Jesucristo”. Esta sentencia del propio Jesús nos recuerda una cosa elemental. Es ésta: Dios da al hombre inteligencia y voluntad para que ese hombre pueda buscar, conocer y amar libremente.

Reto para el hombre

Pero, ay, es la libertad la que presenta el reto al mismo hombre. Porque éste recibe la libertad para conocer y amar lo verdadero. La búsqueda de la verdad y del bien pone en juego mi libertad y reclama de ella una adhesión que afecta a lo esencial de mi vida.

Y si este afecta a toda verdad, lo hace de manera más radical si nos fijamos en la verdad que salva, porque no sólo implica a mi conocimiento, sino también y sobre todo a toda la persona misma, a todo mi ser.

Y ahí, en ese esfuerzo por buscar y encontrar esa verdad que salva, siempre actúa el Espíritu Santo.

Lo dice Santo Tomás y lo recuerda esta “Nota” que comento: “Toda verdad, diga quien la diga, viene del Espíritu Santo”. ¿Sabías que este Santo tan conocido dice esto? Pues lo dice y sale, sin quererlo, al paso de lo que hoy aparece como una dificultad. O sea: Que no es legítimo proponer a otro lo que se considera verdadero para que uno pueda adherirse a ello. Esto es - dicen los amantes de esa mal entendida libertad - un atentado a la libertad del otro.

Libertad y Verdad

Y aquí viene la enseñanza de la Iglesia: Si tú separas la libertad de la verdad (o dices, recuerdo yo ahora, que no es la verdad la que me hace libre sino la libertad la que me hace verdadero) te metes de lleno en un atroz relativismo que, no reconociendo nada como definitivo y verdadero, deja como última medida de todo a mi arbitrio, o a mi capricho –y esto es lo más peligroso – del que manipula todo (radio, prensa, cine…) para llegar a convencer a la gente de que “dos y dos son cinco”…

Ya me entienden ustedes. Lo están padeciendo cada día. Aquí vale todo: Lo malo es bueno; la mentira es verdad; lo feo es bellísimo; poner zancadillas es, desde luego, mejor que ayudar al prójimo; y así hasta el infinito vacío, o sea el caos al que parece que va nuestra sociedad.

La cosa es importante, pero tengo que terminar: Yo me engaño si considero que en la búsqueda de la verdad me basta y sobra con mis propias fuerzas, sin ayuda de nadie.

Pues no es así, y basta pensar un poquito. No es así y ahí se sitúa la amorosa postura del Dios Padre que nos ayuda con su hijo, y con el Espíritu, en esa ineludible búsqueda de la verdad que corresponde por vocación al ser humano.

Vino, se acercó al hombre y le dice. Yo soy la verdad, y ésta, la verdad, es la que te hace libre.

Decir lo contrario o es de tontos o es de gente mala. Yo prefiero pensar, con la Biblia, que el número de los tontos es grande. En el capítulo 1º del Eclesiástico se dice más: No que es grande, el nº de tontos sino “infinitus” o sea que por todas partes brotan los tontos que hacen preceder a la libertad sobre todo, o sea sobre la verdad.

De todas formas digo lo de siempre: Nada suple a la sosegada lectura de esa luminosa “Nota de la Congregación de la Doctrina de la Fe sobre la evangelización” fechada en la festividad de San Francisco Javier, el evangelizador español de más gloria. A ver si nos contagia algo de lo suyo.