Eliseo fue un connotado profeta que vivió en Israel hacia el año 850-800 a.c. donde recibió el espíritu de Elías y, posteriormente, tras curar a Naamán de la lepra y resucitar a un niño, vivió entre los hijos de los profetas haciéndose presente con frecuencia y en nombre de Dios, en los acontecimientos del pueblo de Israel.
Elías y Eliseo solían celebrar la liturgia de los grandes profetas en el Monte Carmelo, pues lo querían perpetuar con la memoria de su presencia y de sus gestas. Es por este motivo, el Capítulo General de 1399 el que decretó la celebración de la fiesta de San Eliseo. En nuestros días, el profeta es un testigo eficaz del carisma profético por su fidelidad a Dios.