Consiguió apaciguar la querella que enfrentaba a dos bandos de familias nobles que durante cuarenta años se disputaban en Salamanca, con muchas muertes por ambas partes. En la Plaza de los Bandos de Salamanca se conmemora y recuerda este hecho.
En Salamanca se recuerdan dos milagros: un niño se cayó a un pozo profundo, pero Juan echó su cíngulo, que llegó hasta donde el niño se encontraba y este santo, hizo subir el nivel del agua hasta que el niño ascendió hasta la superficie. Este milagro se recuerda con su nombre en la calle donde ocurrió: “Pozo Amarillo”. El segundo milagro dice que un toro bravo se había escapado por las calles de Salamanca sembrando el terror y Juan le detuvo y amansó, diciéndole: "Tente, necio". La calle donde esto ocurrió tiene ahora el nombre de “Tentenecio”.
Murió por una enfermedad no muy clara, se cree que envenenado. Sus restos se encuentran en la Catedral Nueva de Salamanca, unas reliquias en Sahagún y en varios lugares del mundo.
Fue beatificado por el Papa Clemente VIII en 1601 y Canonizado por el Papa Alejandro VIII en 1691.