Cuando recibió por primera vez el cuerpo de Cristo en la hostia consagrada, sintió la llamada del Señor para consagrarse a Él y servir al prójimo (1818).
Con 17 años, ingresó en el seminario e intentó unirse a un grupo de misioneros que se embarcará hacia el nuevo Mundo; sin embargo, su intento no logra éxito, ya que los superiores le indican que, antes de ingresar al grupo misionero, debe concluir sus estudios de filosofía. En 1827 se ordena sacerdote y de inmediato solicita ser enviado como misionero; sin embargo, el obispo le indica que deberá hacer misión en su tierra; comenzó desempeña como vicario, párroco y ejerce la docencia y la dirección del seminario.
En 1836, se une a la recién formada Sociedad de María (maristas) y se le encomienda evangelizar las lejanas tierras de Polinesia; se embarca junto con el hermano Marie-Nizier. Los misioneros se dirigen hacia la isla de Futura, adonde llegan el 12 de Noviembre de 1837; en ésta, dos tribus paganas se disputaban el mando. Tiempo después tiene lugar una lucha y logran que el jefe de la tribu vencedora les permita catequizar la región (no obstante, tienen que vivir en una choza vecina a la del monarca). Al establecerse se encuentran con la presencia de pastores metodistas, quienes les dificultan su trabajo.
Sin embargo, la fe del Padre Chanel es mayor que los desafíos y logra numerosas conversiones, incluso la del hijo del rey, quien le solicita el bautismo. El monarca pagano ve con recelo la exitosa labor que lleva a cabo el padre Pedro, y le achaca haber desatado la furia de sus dioses, los cuales "envían" una tormenta que devasta la isla; para ultimar al sacerdote envía a su yerno, Musumusu, quien le saca de su cabaña y le abre la cabeza con un hachazo el 28 de Abril de 1841. Por su obra, entrega y valor, así como por representar la fe del cristiano, es beatificado en 1889 y proclamado Patrono de Oceanía en 1954. El Siervo de Dios, Pío XII (1939-1958), lo canonizó el 12 de Junio de 1954.