Los hijos tienen que saber que no es más fácil elegir la vida fácil. Elegir por norma lo fácil, lo agradable, lo placentero… no sale gratis. Es hipotecar la propia vida. ¡Cuántas personas -que hoy no tienen trabajo y decidieron dejar de estudiar porque se aburrían y preferían divertirse y disponer de más tiempo libre- hoy se arrepienten de esa decisión!
Referentes. Tomemos como referencia el sentido común. Si quieres triunfar en tu empresa ¿qué tienes que hacer? Imita al que triunfa en empresas parecidas a la tuya. Si quieres que tu matrimonio funcione: fíjate en el matrimonio que lleva 40 años unido. Si quieres que tus hijos maduren como personas, fíjate en las familias que veas que tienen unos hijos alegres y que saben gestionar con desenvoltura sus cualidades.
Los referentes sólidos que merecen la pena imitar y transmitir a los hijos poco tiene que ver con el brillo del lujo, el poder o la fama. Más bien están esculpidos en personas que mantienen una lucha interna por ser amables, sensibles a las necesidades de los otros, coherentes y respetuosas, que hacen lo que deben combatiendo las dificultades y la pereza, con capacidad para admitir los errores, saber perdonar y pedir perdón cuando lo requiere la ocasión; tratan de ser leales, abiertas, sinceras…
Pararse a pensar para ver cómo estamos en esa forja personal de valores que será lo que sirva a los hijos, como verdadero referente que merece la pena imitar.