Se ilustra aquí la marcha de la Sagrada Familia a Egipto, huyendo de la persecución decretada sobre todos los menores nacidos en Belén, una vez advertido Herodes por los Reyes Magos del nacimiento del rey de los judíos. En el evangelio de San Mateo, el episodio quedó fijado de una manera muy escueta: tras la partida de los Magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate. Toma contigo al Niño y a su Madre y huye a Egipto; y permanece allí hasta que te avise, porque Herodes se dará a buscar al Niño para matarle. Levantándose luego tomó al Niño y a su Madre, y partió para Egipto (Mateo 2, 13 y 14).La iconografía de este sencillo pasaje fue enriqueciéndose a lo largo de toda la Edad Media, gracias a distintas tradiciones, provenientes de los evangelios apócrifos y de La leyenda dorada, como el prodigio de las espigas, el ataque de los bandidos, el milagro de la palmera o la caída de los ídolos de Egipto al paso de la Sagrada Familia, ésta última, por cierto, confirmada por la mayor parte de los escritores antiguos.
Pero ninguna de estas aportaciones extra bíblicas fueron incluidas en la obra. El lienzo posee simplemente los elementos tradicionales, la Sagrada Familia, el asno que sirve de montura a la Virgen y el Niño, los ángeles que indican y protegen el camino… María sostiene y mira amorosamente a su Hijo, envuelto en pañales, mientras san José, guiando al asno por las bridas, los comtemplan con devota atención. La cabeza de la Virgen está rodeada por un nimbo estrellado que nos habla del culto a la Inmaculada.
Ese viaje no fue una excursión pintoresca, tuvieron que huir repentinamente, de noche. Soportando un calor intenso durante el día y un frío severo con la caída del sol, sin cobijo donde dormir. Un viaje de varios centenares de Kilómetros, que debió de durar de diez a catorce días. Y, sobre todod, en el corazón de María, la angustia de saber que su hijo era ya objeto de odio a muerte.
Comenzaba la primera de las persecuciones que Jeuscristo había de sufrir en la Tierra, a lo largo de la Historia, en sí mismo o en los miembros de su Cuerpo místico.
Veinte siglos después, la persecución a la Iglesia continúa y se recrudece por momentos con más violencia. Persecución solapada, pero constante, a sus instituciones y constumbres; persecución abierta apoderándose del alma de los niños con una educación atea y permisiva; persecución, y a borbotones, en las series televisivas; persecución en los Parlamentos con la aprobación de leyes inicuas. ¿Y nosotros, católicos, qué hacemos? Muchas veces, nos cruzamos de brazos ante la demolición en marcha.
V I D A
Jerónimo Antonio Ezquerra (c. 1660-1733), Fue un pintor barroco español, nacido en Alfora (La Rioja) y establecido en Madrid, donde debió de formarse en el taller e Juan Carreño de Miranda. En tiempos de Felipe V mereció el nombramiento de pintor del rey. Se tiene noticia de que fue excelente en la pintura de bodegones y consta su dedicación al género del paisaje, pero lo que se ha conservado de su mano son únicamente un número muy reducido de pinturas religiosas, entre ellas una Inmaculada, fechada en 1710 en el convento de Santa Engracia en Olite (Navarra), que acredita la escuela de Carreño, y tres pequeños lienzos de una serie dedicada a la vida de la Virgen conservados en el Museo Carmen Thyssen (Málaga).