4 de Enero – Gregorio gobernó durante cuarenta años el distrito de Autun, con el cargo de "conde" y se distinguió por su sentido de justicia. Cuando murió su esposa Armentaria, él decidió realizar su deseo de abandonar el mundo y entregar su vida a Dios.
Elegido obispo de Langrés por el pueblo y el clero, San Gregorio fue un ejemplo de fidelidad a sus deberes pastorales. Hacía grandes penitencias en todo lo referente a la bebida y la comida. Muy frecuentemente pasaba parte de la noche en oración, sobre todo en el bautisterio de Dijon, donde habitaba. San Gregorio, murió en Langrés, en 539. Deseó que sus restos fueran trasladados al santuario de San Benigno. En los milagros que realizó después de su muerte, parece haber tenido predilección por los prisioneros de la justicia humana.