El fraile conventual que nos recibió, tuvo la curiosidad de leer con nosotros algunos de vuestros escritos antes de impartir sobre ellos la bendición de San Antonio. El asombroafloraba a su envejecido rostro y los ojos se le humedecían:
“¡Cómo no va a escucharles el Santo, e interceder por ellos. Él que tiene tanto poderjunto a Dios!”
Durante los nueve días de la novena, celebrada el Bilbao, el sacerdote ha encomendado tus peticiones en la misa, al invocar el nombre de San Antonio.
Pasado el gran día de su fiesta, las hemos recogido formando unos pequeños montones, atados con una cinta roja, a modo de “legajos”, para llevalos a Padua. ¡Qué preciosos legajos!
Las peticiones recibidas por internet –a través del Oratorio– las hemos impreso, todas juntas con letra muy pequeña, en varias hojas y las dejamos colgamos en medio de las fotos, cartas y corazones que forran los dos paneles lateralesque hay junto al mausoleo.
Con frecuencia los peregrinos se detienen algún tiempo ante los ex-votos, a contemplar
las gracias recibidas por otros.
Gracias por haber participado en la Novena y por haberme acompañado, espiritualmente, en esta peregrinación.