CADA 29 de enero la Villa de Alcoy se viste de gala para celebrar su particular fiesta del Corpus. Conmemora el milagroso hallazgo de unas sagradas formas robadas, hace ahora 450 años. Se dice que el Rey Felipe II vistió de luto al conocer el episodio, veamos.
Corría tranquilo el año de 1568, cuando un trágico suceso conmovió la pequeña ciudad de Alcoy. Muy temprano, como de costumbre, el P. Miquel Soler al abrir la iglesia aquel 30 de enero, se dio cuenta que el Santísimo había sido robado y faltaban algunos objetos sagrados. Manda tocar a arrebato las campanas. Hombres y mujeres, despertados por el alboroto, salen de sus casas para enterarse de lo sucedido. Se publican bandos ofreciendo una recompensa de treinta libras al que lograse recuperar lo sustraído. Tras horas de infructuosa búsqueda por los alrededores de la Villa, cundió la idea de que el ladrón no fuese un forastero, como se creía, sino que se tratase de uno de los vecinos. Por ello, empezaron a practicarse algunos registros en las casas de quienes levantaban ciertas sospechas.
Búsqueda infructuosa, sospechas, registros
Entre el medio día y la una de la tarde del día siguiente, se presentó al Justicia un labriego llamado Joan Esteve, muy estimado por su honradez, solicitando permiso para realizar un segundo registro en la casa de uno de los sospechosos, un tal Juan Prats, oriundo de Francia y casado en segundas nupcias con una alcoyana. Su minuciosa inspección terminó en las caballerizas. Allí, bajo unos haces de leña, removiendo un montículo de estiércol, su azada dejó al descubierto una escudilla, que el vicario Joseph Pastor, que le acompañaba, reconoció al instante. Al dar una nueva azadonada, y tirar, rasgó un trapo sucio y al punto se vio relucir unos objetos metálicos. Convencido de que aquello era lo robado y no atreviéndose a tocarlo, se arrodilló Joan Esteve exclamando: “¡Señor, Dios verdadero, misericordia!”
Los presentes no pudieron contener sus gritos de asombro y alegría, produciéndose enseguida un verdadero estruendo en la villa. Los frailes de San Agustín, al oír el alboroto, acudieron hacia la casa, y uno de ellos, el Padre Fray Nicolai Moltó, deslió el envoltorio y sacó intactos el cofrecillo con tres formas, y la custodia, pero no así el relicario, que había sido golpeado y roto.
Cuando posteriormente Joan Prats fue interrogado, contestó que no se explicaba cómo habían encontrado allí las Sagradas Formas, pues estaba seguro de haberlas comido todas.
Milagrosa imagen del Niño Jesús
Unida a los hechos del robo y hallazgo del Santísimo Sacramento, está la milagrosa intervención del Niño Jesús. Según actas de la época, esta imagen era propiedad de una viuda llamada María Miralles, la cual tenía dos casas en la misma calle, una de las cuales alquilada a
Joan Prats. La imagen tenía el brazo derecho en alto con dos dedos hacia arriba, las piernas rectas y sin estar encorvado. Al enterarse del robo, la viuda fue a la habitación donde estaba el Niño Jesús y le rogó con gran fervor se encontraran pronto las Hostias robadas. Cuando regresó, luego del hallazgo, se dio cuenta que dicha imagen “sufrió una inclinación del cuerpo, torsión del mismo, torcedura de una pierna, y variación del brazo, mano y dedos de su parte derecha, así como un cambio en la dirección de sus ojos”. La dirección hacia donde apuntaba ahora, era la casa donde había sido encontrado el Santísimo Sacramento. La Villa de Alcoy lo venera como “testigo perenne de aquel acontecimiento”.
San Juan de Ribera funda el monasterio
San Juan de Ribera, obispo de Valencia, fundó la Orden religiosa de las Agustinas Descalzas, para reparar aquel horrible sacrilegio. El monasterio fue edificado sobre la casa del insensato ladrón y recibió su significativo nombre por haber estado allí enterrado tres días el Señor. En la actualidad son las “Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará”, rama contemplativa de la familia religiosa del Instituto del Verbo Encarnado, quienes habitan el monasterio.
Los documentos y objetos relativos al suceso se conservan entre sus muros. En una capilla de la iglesia, el peregrino podrá admirar la azada del labriego famoso; el traje que se le confeccionó para que lo usara en la procesión que desde entonces se realizaría todos los años; el haz de leña con el que Prats disimuló el escondrijo y la milagrosa imagen del “Jesuset”.
Dado que el afortunado labriego se recusara a recibir la recompensa ofrecida, el Magnífico Consejo determinó que, para que no quedase sin alguna compensación, “Joan Esteve durante toda la vida esté libre e inmune de todas las cargas y servidumbres vecinales de la presente Villa, y después de su muerte, su hijo mayor de nombre Esteve...” perdurando este privilegio a través de las generaciones.
Actos Conmemorativos
– Viernes 25 de Enero
Misa a las 18;30 h. en la que se pronuncia el Sermón del Robo, que es realizado siempre por un sacerdote alcoyano. A las19;45 h representación del Auto Sacramental “El Jesuset del Miracle” por el grupo de teatro infantil Tesalín.
– Sábado 26 de Enero
18:30h.: Vísperas solemnes, Bendición Eucarística y Santa Misa con asistencia del descendiente histórico de Juan Esteve “Joan l’Aixà”.
– Domingo 27 de Enero
A las 11:00h. desde la parroquia de Santa María, traslado procesional del Santísimo Sacramento a la iglesia del Santo Sepulcro. A continuación Misa solemne en la que el alcalde leerá el voto solemne que la villa de Alcoy realizó en 1569 y clausura del 450 Aniversario. A continuación, procesión del Santísimo Sacramento con la tradicional participación del Gremio de Labradores y el Grup de Dances Sant Jordi.
Datos útiles:
Monasterio del Santo Sepulcro de Alcoy
c/ Sant Blai, 4 – 03801 Alcoy
Tel.: 965 543 147
Horarios de Apertura:
De 7:00 h a 22:00 h
Capilla de Adoración Perpetua 24 horas
Para saber más:
“Alcoy y su monasterio del Santo Sepulcro”
Rogelio Sanchís Llorens,
Cronista Oficial de Alcoy. Alcoy 1968.